A través de los siglos, mientras los ríos fluyen y los arboles crecen, los pálpitos laten fuertes. A pesar de su fugacidad y muerte inminente, caminan por los parques como si inmortales fueran siempre. Y es que entender, que la vida con los segundos se desvanece, no desaparecerá ni con el viento más fuerte. Ellos aceptaron la rapidez con que yo puedo abrazarlos sin importar si corre el mes de Enero o Septiembre.

Sus risas y humor negro es un coqueteo con la inmensidad de su suerte. Los mortales aprendieron a adaptarse a las temporadas de flores o a las lluvias de un cielo inclemente. Pisando fuerte, manteniendo el mentón arriba y al frente, algunos no le tienen miedo a la muerte y algunos solo le temen al olvido de la familia o amante que quede.

Altaneros y audaces, creativos y enigmáticos. Cada mortal es un balanceo en un columpio adornado, un aleteo de mariposa capaz de provocar un huracán al otro lado del Mar Adriático. Son un millón de posibilidades condensadas en el sonar de una trompeta. Son ellos que con sus ganas de luchar y las maletas en la puerta, aun así se asoman por la ventana buscando en donde aferrar su fortaleza.

En sus ojos la infinidad es una brillante estrella golpeando la creación, su amor llega a ser más fuerte que el designio de un atardecer sin amo ni señor y más grande que el trayecto de una gaviota en el cielo nublado con un estupor. Como marea alta su tempestad es clara sin pretensión, como fortaleza transcienden incluso más allá del último adiós. Son expertos en torcer las leyes del mundo intangible por un amor y creer en lo que les traiga paz a su corazón.

El secreto de los vivos son ellos mismos, buscando más de lo que existe a través del cristal, suspirando por un tiempo más y por aspirar a navegar sin ataduras, sin miedos y deseando a alguien por siempre amar. Un secreto que reside en su terquedad y en seguir luchando a pesar de ver cómo las lucen se apagan acercándose a ellos una vez más.

Completamente frágiles pero no débiles de carácter, aun teniéndome a unos cuantos pasos, su decisión puede más. Observan la vida pasar y no tienen miedo de que pueda acabar, más bien son agradecidos de todo lo que pudieron disfrutar. Creaciones que aceptaron los granos de arena que dejan atrás, como relojes de arena que no podrán dar una vuelta para poder la vida reiniciar.

Con una melodía viajan más allá de las barreras y aman aun después de haberse ido queriendo doblegar a la naturaleza. Ellos son una prueba de que el mundo tiene sus contras y pros, ellos son el significado de toda admiración, creaciones que sabiendo su final aun sonríen cada dia sin rencores ni a quien culpar. Abrazan el camino por el que han de buscarse a si mismos para luego extinguirse como una estrella fugaz.

De colores sus almas brillan y de poder propio vibran, no aguardan al día final sentados ahogados en llanto, viven, comen y corren en busca de más, aun si no lo logran alcanzar. No es resignación es libertad, sin lamentaciones sobre cómo acabará sino con esperanza y un gracias en sus labios de carne gruesa capaces de a la vida retornar.

La vida corre por sus venas y su fuego interior es lo que los despierta. Magníficos e imponentes, son criaturas sorprendentes. No paran de superarse y crecer, son sangre y huesos deseando el vuelo emprender. Desde abajo los admiro y me lamento cuando los visito, pero entre penas y aflicciones, sobre las amargas pérdidas son capaces de dibujar sonrisas y bendiciones. Me fascinan sin que lo sepan, ellos tienen el secreto de la vida en sus manos perfectas.

Throughout the centuries, as the rivers flow and the trees grow, the palpitations beat strong. In spite of their transience and imminent death, they walk through the parks as if they were immortal forever. And it is to understand that life fades with the seconds, it will not disappear even with the strongest wind. They accepted the speed with which I can embrace them no matter if it is January or September.

Their laughter and black humor is a flirtation with the immensity of their fate. Mortals learned to adapt to the seasons of flowers or the rains of an inclement sky. Treading hard, keeping their chin up and forward, some are not afraid of death and some only fear the oblivion of the remaining family or lover.

Haughty and bold, creative and enigmatic. Each mortal is a swing on an ornate swing, a butterfly fluttering capable of setting off a hurricane across the Adriatic Sea. They are a million possibilities condensed in the sound of a trumpet. They are those who, with their desire to fight and their suitcases at the door, still lean out of the window looking for a place to hold on to their strength.

In their eyes infinity is a bright star striking creation, their love becomes stronger than the design of a sunset without master or lord and greater than the path of a seagull in the cloudy sky with a stupor. As a high tide their tempest is clear without pretension, as a fortress they transcend even beyond the last farewell. They are experts in bending the laws of the intangible world for a love and believe in whatever brings peace to their heart.

The secret of the living is themselves, seeking more than what exists through the glass, pining for more time and aspiring to sail unbound, fearless and longing for someone to love forever. A secret that lies in their stubbornness and in continuing to fight despite seeing how the lights fade away approaching them once again.

Completely fragile but not weak in character, even having me a few steps away, their decision is stronger. They watch life go by and are not afraid that it might end, rather they are grateful for all they were able to enjoy. Creations that accepted the grains of sand they leave behind, like hourglasses that will not be able to turn around to be able to restart life.

With a melody they travel beyond barriers and love even after they have left wanting to bend nature. They are proof that the world has its pros and cons, they are the meaning of all admiration, creations that knowing their end still smile every day with no grudges and no one to blame. They embrace the path by which they have to look for themselves and then extinguish like a shooting star.

Their souls shine with colors and vibrate with their own power, they do not wait for the final day sitting drowned in tears, they live, eat and run in search of more, even if they do not reach it. It is not resignation, it is freedom, without lamentations about how it will end, but with hope and a thank you on their lips of thick flesh capable of returning to life.

Life runs through their veins and their inner fire is what awakens them. Magnificent and imposing, they are amazing creatures. They never cease to excel and grow, they are blood and bones, longing to take flight. From below I admire them and lament when I visit them, but between sorrows and afflictions, over bitter losses they are capable of drawing smiles and blessings. They fascinate me without their knowing it, they hold the secret of life in their perfect hands.