La vida cotidiana puede ser abrumadora, llena de compromisos que parecen interminables. Creo que esa sensación de estar atrapados en ese caos la hemos experimentado todos.

Doy gracias a Papá Dios, porque mamá y papá nos enseñaron bien a pesar de que éramos seis demonios que llegamos a transitar por la rebeldía, el alcohol, drogas y otras tremenduras que lograros superar. Definitivamente, sus enseñanzas fueron una bendición porque se nos inculcó el respeto por el prójimo, la disposición por servirle y el vivir bajo la atmósfera del orden. Mantener el orden me ha ayuda a minimizar el estrés que puede ocasionar los desafíos del día a día.

Con las muchas lunas que he visto, he conocido innumerables personas que por su actitud desconocen lo que es el orden. En la mayoría de esos casos he notado que en sus hogares reina la desidia, la falta de higiene y pareciera que todo es causado por la educación o la falta de ella en una edad temprana.

Un ejemplo de ello es mi gran amigo Tito. Este personaje es servicial, solidario, un buen amigo. A simple vista podrías decir que es un ángel. Pero cuando ingresas a su vehículo o si casa, sientes que atraviesas un portal que te saca del paraíso para entrar en el mismísimo purgatorio.

En muchas oportunidades tuve que pasar más de 24 horas en casa de mi amigo y estando allí quise colaborar con el orden y la limpieza, pero Tito se negaba en lo absoluto a que lo ayudará. En esa casa encuentras libros de toda clase porque mi amigo es un asiduo lector, pero una vez que el libro ha sido consumido este pasa a un lugar inesperado y así se forman innumerables pilas que parecieran columnas griegas.

Así sucede con muchas otras cosas, teléfonos, aparatos eléctricos dañados, ropa vieja, y pare de contar. Además, Tito tiene el hábito de coleccionar tapas plásticas de cualquier tamaño. Le he preguntado a lo largo de nuestra amistad que data desde el año 1998, cuál es la razón de guardar semejante basura y hasta el sol de hoy no he obtenido respuesta. Eso me lleva a pensar que ni siquiera él no lo sabe.

Así como mi gran amigo está infinidad de personas con las que he tenido una relación de amistad y/o afectiva. Hogares sumergidos en el desorden y en donde el polvo es el monarca y la suciedad la reina. Si vamos un poco más allá, nos daremos cuenta de que estos conocidos míos, aun cuando son profesionales muy bien capacitados en sus áreas, demuestran en sus áreas de trabajo el reflejo de sus hogares. Puedo decir que al visitar a estos seres provoca en mí, angustia, tristeza, depresión. No creo que ellos sean felices.

Como bien sabemos, el estrés afecta la mente y por ende nuestro cuerpo. Al estar bajo el látigo del estrés, nuestro cuerpo comienza a manifestar dolores, sobre todo en el cuello y espalda. Además, contribuye con enfermedades cardíacas, hipertensión y ni hablar del mal dormir. El orden no es una cuestión de estética; es salud. Al mantenernos en un entorno ordenado obtenemos bienestar, calidad de vida.

Muchas personas no se dan cuenta cómo el orden puede liberarnos, darnos más tiempo y energía. Por culpa del desorden, estamos siempre buscando cosas o preocupados por lo que se nos ha olvidado. Al ser ordenados tenemos tiempo para lo que nos gusta, para la familia, amigos o para nuestras metas. El orden nos abre el cielo de la creatividad y, por lo tanto, para la productividad.

Para muchos el orden no es algo que se logre de una vez por todas. Es un hábito que se debe ejecutar diariamente, lo mejor es que sea parte de la educación cuando niños. Cosas como dedicar unos minutos cada día a ordenar tu cama al despertar o planificar desde la noche anterior ayudaran mucho. Con el tiempo, estos pequeños hábitos se suman, creando una vida menos estresante. Para el que no está acostumbrado, puede ser una tarea cuesta arriba, pero con perseverancia, se convierte en una segunda naturaleza. Y lo más importante, te proporciona las herramientas para vivir una vida equilibrada.

Recientemente, debido a que he estado en modo multitarea porque comenzaron mis estudios de la beca, he estado incursionando en el mundo del marketing digital y estoy provocando el parto de un nuevo emprendimiento, sentí que me estaba desorganizando y que por ello me estaba dispersando mucho a tal grado que por sentirme presionado buscaba refugio en la banalidad. WhatsApp, Facebook, Instagram me estaban devorando con cosas absurdas y no me estaban sirviendo como herramienta de productividad. De hecho, hasta me alejé de HIVE; ya no escribía ni un comentario. Esto último era grave.

Por ello acepté la recomendación de una buena amiga que me dio a escoger dos excelentes organizadores o herramientas de gestión de proyectos. Uno era [Notion] y el otro es con el que me he quedado; [Trello]. Tengo poco tiempo con la herramienta, pero definitivamente y con lo poco que la conozco, me ha sido de mucha ayuda en mi productividad. Su facilidad de uso me hace sentirme cómodo para poder cumplir con los proyectos que tengo en mente y para los desafíos diarios.

Definitivamente, pare ser mejores, para ser saludables y llegar a viejitos con un estado mental jovial debemos ser ordenandos, organizados.