Hispaliterario 9 / Juancito y el misterio de las patas chamuscadas [Esp | Eng]

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Por fin llego el día en que Juancito viajaría a conocer a su abuelo Pecho, quien vivía en una población llanera en un estado central de Venezuela.

Juancito había visto fotos de su abuelo montando a caballo, metido entre las reses, dándose duro con los peones en las siembras y la foto que más le gustaba era en la que aparecía en un chinchorro con los pies negros. Otra cosa que le encantaba eran los cuentos que le echaba su papá sobre su abuelo; eran cuentos fenomenales, mejores que los de un superhéroe cualquiera y sin usar mallas.

El viaje duro como seis horas, pero bien valieron la pena porque el encuentro entre abuelo y nieto fue motivo de fiesta y alegría.

Lo primero que dijo el abuelo Pecho fue:

-¡Que grande eres muchacho del carajo, bese la mano!

El muchacho pelo los ojos y miro para todos lados como buscando apoyo para que le dijeran que era verdad que el abuelo quería que le besara la mano.

No encontró a nadie que se conectara visualmente y decidió besar la mano a su recién conocido abuelo.

El abuelo sacudió la mano y grito:

-Este carajito como que salió raro, ¿qué vaina es esta Pechito?- Dirigiéndose a su hijo que tenía su mismo nombre pero todos en ese poblado lo llamaban Pechito desde pequeño.

De inmediato Pechito, le dijo a Juancito:

-Hijo mío, el abuelo solo quiere que le pidas la bendición, eso es lo que significa besar la mano-

A lo que el muchacho reaccionó:

-Bendición abuelo.

-Dios me lo bendiga y proteja palo de hombre- Fue la expresión del abuelo.

Llegó el anochecer y con ello se prendió la fiesta en honor a los recién llegados.

Juancito estaba sorprendido con tanta alegría, se buscaron una res y la prepararon para hacer un gigantesco hervido, también comenzaron a preparar la leña para asar la carne, kilos y kilos de yuca fueron peladas y hasta pato recién cazados fueron preparados para la asadura.

Los niños corrían por todo el lugar llenos de risas, todos colaboraban en los quehaceres y las botellas de ron hicieron su aparición junto con las cervezas. Un tambor de jugo de parchita llegó y a esto se le sumo tres conjuntos de cuatro, arpa y maracas; tremendo rumbón.

La parchita era para las damas que no bebian licor y para los chamos, pero hubo más de uno que se preparó una guarapita mezclando con el ron.

De repente el cielo les hizo una jugada, les lanzó un lluvia que los mojaba y todos corrieron a la churuata mayor, la más grande del poblado y que era propiedad de Pecho.

Allí el abuelo aprovecho que estaban todos juntos y se lanzó un soberano discurso de bienvenida para su hijo Pechito, su esposa Maigualida y al primer nieto, Juancito.

Que vaina con ese viejo, hizo llorar a más de uno con sus palabras que exportaban alegría y sentimiento de amor.

La lluvia ceso y todos volvieron afuera para seguir preparando la comida y gozar de la fiesta.

En la churuata se quedó Pecho y a su lado estaba Juancito quien preguntó:

-¿Abuelo, que cosa negra es esa que guinda en la parte más alta de la churuata?

El abuelo con una sonrisa le respondió:

-Hijo mío, esas son unas patas chamuscadas.

Juancito, no se quedó solo con eso y volvió a lanzar una interrogante:

-¿Abuelo, para que las tienen allí?

-Vente papá, súbete al chichorro, aquí a mi lado, para echarte el cuento- Respondió Pecho.

-¿Sabes para qué es el mecate que llevan los llaneros colgado en el pantalón?- Pregunto Pecho.

-No abuelo.- Respondió Juancito.

Pecho contando la historia

Hace muchos años cuando yo ni había nacido, había un pueblo que ya no queda ni rastros, en el que vivía un llanero muy conocido por poseer una particularidad.

Era un pueblo que tenía unos ciudadanos que todo el tiempo estaban de fiesta, no se les conocía religión y la sinvergüenzura era su norte. Para resumir, era muy ociosos.

El llanero que te dije al principio, era un hombre que fue muy amado por las mujeres y odiado por los hombres del pueblo; le decían el Mecate.

Era un personaje elegante, siempre bien vestido, oloroso a colonia y poseía un verbo que cautivaba a todos.

Aun así los hombres no eran del todo admiradores de este personaje, sobre todo los casados.

En el pueblo se decía que el Mecate, había pasado por las armas a todas las chicas mayores de 18 años y menores de 90.

Este fulano las enamoraba a todas por su buen hablar y había quien decía que también por su tremenda herramienta que le guindaba.

Una vez en el bar del pueblo, todos los hombres presentes allí tocaron el tema de ese señor y buscaban una solución para deshacerse de esta amenaza.

Entre ellos salió Jacinto, quien dijo que el llanero gozón como que se había montado a sus burras y las mismas ya no quería trabajar por lo cansadas que quedaban. Y si alguno de la finca se acercaba alguna de ellas, pues las mismas, no querían nada de nada, no se dejaban amarrar con el mecate que usa el llanero, era como que andaban enamoradas. Otro dijo que sus vacas ya no querían dar leche y así salieron infinidades de quejas.

Así pasaban los meses y todas las semanas había reunión de los hombres en el bar tocando el tema del llanero gozón y buscando la solución a ese problema.

Hasta que un día Jacinto horrorizado corrió al centro del pueblo casi que llorando y diciendo:

-Mi burra Chucha ha parido y ha parido un monstruo, es un ser mitad hombre, mitad burro. El llanero gozón debe ser el padre de esa criatura.

Todos quedaron helados con la noticia, muchos cerraron sus casas y en días no salieron, no querían saber sobre el asunto.

Jacinto llamo a una de sus empleadas y le dio la tarea de desaparecer a la criatura nacida. La criada tomo al niño y se lo llevo selva adentro pero fue incapaz de asesinarlo y lo dejo en un matorral a la buena de Dios.

Pasaron los años y más nunca se supo del Mecate, todos los hombres del pueblo eran felices con sus esposas y estaban tranquilos porque sus hijas estaban seguras. Pero las rumbas no acabaron, seguían con el culto a la diversión y sinvergüenzura.

La felicidad acabo 20 años después, unas chicas habían sido visitadas por lo que parecía ser el Mecate, pero en este caso no encontraron huellas de algún hombre, sino que parecían huellas de un equino.

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Juancito interrumpió al abuelo:

-Abuelo, ese cuento no es como para mí.

El abuelo respondió:

-Déjame echarte el cuento, no jodas.

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Comenzaron los rumores de que había un centauro gozón en el pueblo, pero las huellas no mostraban cuatro patas, solo había dos patas y un veterinario lo confirmó, eran de un burro parado en dos patas.

Eso no se podía creer, eso no existía, un burro de dos patas, eso era imposible.

El pánico inundo al pueblo y los hombres se organizaron para la búsqueda del personaje o criatura; no sabían que iban a buscar.

Se armaron de palos, machetes, de cuanta herramienta consiguieron y se crearon comités de búsqueda y vigilancia.

En una noche de luna llena, Jacintico, el hijo de Jacinto, gritaba auxilio, pedía ayuda. En su casa estaba el ser gozón y había intentado abusar de su esposa quien había logrado escapar.

Todos los hombres corrieron a casa de quien pedía la ayuda, con sus armas y antorchas rodearon la casa; le prendieron fuego por todos los costados.

El sonido del fuego consumiendo la casa inundó la atmosfera y un grito espeluznante se escuchó para después llegar un silencio sepulcral.

Nada se encontró en la casa quemada, solo cenizas.

Todos llegaron a la conclusión de que el pueblo estaba maldito y que todo lo que había pasado era por alejarse de Dios y por ser sumamente inicuos.

Decidieron quemar el pueblo e irse lejos para fundar otro pueblo bajo la bendición de Dios.

Ese nuevo pueblo nieto querido, es este donde estamos y esas patas que ves colgando es lo que quedó de nuestro ancestro.
Somos descendientes del Homoburrus patas chamuscadas y si no me lo crees, mírate las pies y veras que son negros y tu escapulario tiene un tamaño considerable.

También te cuento que nuestro verdadero apellido es PatasChamuscadas, pero mi abuelo para proteger a la familia nos cambió el apellido por Pelao.

Por eso tú te llamas Juan Pelao, tu papá es Pechito Pelao y yo Pecho Pelao.

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Juancito se levantó del chichorro y le dijo a su abuelo:

-Abuelo, usted si es mentiroso.

De inmediato se fue corriendo donde su mama Maigualidad quien ya estaba acostada y al quitarse los zapatos observo sus pies.

En efecto, siempre habían estado negros, como sucios o chamuscados.

No quiso revisarse lo otro.

Ahora me toca invitar a los esposos @soychalbed y @hexagono6 para que no echen otro cuento de misterios con patas chamuscadas.

El universo les bendiga con salud, amor, y prosperidad.

Nota: todas las imágenes son de mi propiedad a menos que se exprese lo contrario.
Gracias por su visita y por su comentario.

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English

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The day finally arrived when Juancito would travel to meet his grandfather Pecho, who lived in a plains town in the central state of Venezuela.

Juancito had seen pictures of his grandfather riding horses, riding among the cattle, and working hard with the farmhands in the fields, and the picture he liked the most was the one in which he appeared in a chinchorro with black feet. Another thing he loved was the stories his father told him about his grandfather; they were great stories, better than those of any superhero, and without wearing tights.

The trip took about six hours, but it was well worth it because the meeting between grandfather and grandson was a cause for celebration and joy.

The first thing Grandpa Pecho said was:

-What a great boy you are, kiss your hand!

The boy peeled his eyes and looked around as if looking for support to tell him it was true that Grandpa wanted him to kiss his hand.

He found no one to connect with visually and decided to kiss the hand of his newly met grandfather.

Grandfather shook his hand and shouted:

-He was addressing his son, who had the same name but everyone in the village called him Pechito since he was a little boy.

Pechito immediately told Juancito:

-My son, grandfather just wants you to ask for his blessing, that's what it means to kiss his hand.

To which the boy reacted:

-Grandfather Blessing.

-God bless him and protect him, a stick of a man," was the grandfather's expression.

Dusk came and with it the party in honor of the new arrivals.

Juancito was surprised with so much joy, they looked for beef and prepared it to make a gigantic boil, they also began to prepare the firewood to roast the meat, kilos, and kilos of yucca were peeled, and even freshly hunted duck was prepared for roasting.

The children were running around the place full of laughter, everyone was helping with the chores and the rum bottles made their appearance along with the beers. A drum of parchita juice arrived and this was joined by three sets of cuatro, harp, and maracas; a tremendous rumbón.

The parchita was for the ladies who did not drink liquor and for the boys, but there were more than one who prepared a guarapita mixing it with rum.

Suddenly the sky played a trick on them, it poured rain that drenched them and they all ran to the biggest churuata, the largest in the village, which was owned by Pecho.

There, the grandfather took advantage of the fact that they were all together and made a sovereign speech of welcome to his son Pechito, his wife Maigualida, and the first grandson, Juancito.

That old man brought tears to more than one person's eyes with his words that exuded joy and feelings of love.

The rain stopped and everyone went back outside to continue preparing the food and enjoying the party.

Pecho stayed in the churuata and next to him was Juancito who asked:

-Grandfather, what is that black thing that's shining at the top of the churuata?

Grandfather with a smile replied:

-My son, those are scorched paws.

Juancito did not stop at that and asked another question:

-Grandfather, what do you have them there for?

-Come on, daddy, get on the chichorro, here next to me, to tell you the story," answered Pecho.

-Do you know what the rope that the llaneros wear hanging from their pants is for," asked Pecho.

-No grandfather," answered Juancito.

The history of Pecho

Many years ago, when I was not even born, there was a town that no longer exists, in which there lived a "llanero" who was well known for having a particularity.

It was a town that had citizens who were always partying, they had no known religion and shamelessness was their north. In short, it was very idle.

The plainsman that I told you about at the beginning, was a man who was loved by the women and hated by the men of the town; they called him "El Mecate".

He was an elegant character, always well dressed, smelling of cologne, and possessed a verb that captivated everyone.

Even so, men were not entirely fans of this character, especially married men.

In the village, it was said that El Mecate, had put to arms all the girls over 18 and under 90 years of age.

This guy made them all fall in love with him because of his good talk and some said that he also had a tremendous tool.

Once in the village bar, all the men present there brought up the subject of this gentleman and were looking for a solution to get rid of this threat.

Among them came Jacinto, who said that the "llanero gozón" had ridden his donkeys and they no longer wanted to work because they were so tired. And if anyone from the farm approached any of them, they didn't want anything at all, they wouldn't let themselves be tied up with the rope that the llanero uses, it was like they were in love. Another one said that his cows no longer wanted to give milk, and so on, and so on, and so on, and so on, and so on, and so on, and so on, and so on, and so on.

Months went by and every week there was a meeting of the men in the bar discussing the subject of the "llanero gozón" and looking for a solution to the problem.

Until one day Jacinto, horrified, ran to the center of town almost in tears, and said:

-My donkey Chucha has given birth to a monster, half man, half donkey. The llanero gozón must be the father of that creature.

Everyone was shocked by the news, many closed their homes and did not go out for days, and they did not want to know about it.

Jacinto called one of his maids and gave her the task of disappearing the newborn child. The maid took the child and carried it into the jungle but was unable to kill it and left it in a bush for the good of God.

Years went by and Mecate was never heard of again, all the men of the town were happy with their wives and were calm because their daughters were safe. But the rumbas did not end, they continued with the cult of fun and shamelessness.

Happiness ended 20 years later, some girls had been visited by what seemed to be the Mecate, but in this case, they did not find footprints of a man, but they seemed to be the footprints of an equine.

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Juancito interrupted Grandpa:

-Grandpa, that story is not for me.

Grandfather replied:

-Let me tell you the story, no shit.

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Rumors started that there was a centaur gozón in the village, but the footprints did not show four legs, there were only two legs and a veterinarian confirmed it, they were of a donkey standing on two legs.

That could not be believed, that did not exist, a two-legged donkey, that was impossible.

Panic filled the town and the men organized themselves to search for the character or creature; they did not know what they were going to look for.

They armed themselves with sticks, machetes, and any tool they could get their hands on and created search and surveillance committees.

On a full moon night, Jacintico, Jacinto's son, cried out for help. In his house, there was the gozón and he had tried to abuse his wife, who had managed to escape.

All the men ran to the house of the one who asked for help, with their weapons and torches they surrounded the house; they set fire to it on all sides.

The sound of the fire consuming the house flooded the atmosphere and a bloodcurdling scream was heard, followed by a sepulchral silence.

Nothing was found in the burned house, only ashes.

They all concluded that the people were cursed and that everything that had happened was because they had turned away from God and were extremely wicked.

They decided to burn the village and go far away to find another village under God's blessing.

That new town dear grandson, this is where we are and those legs that you see hanging are what is left of our ancestors.
We are descendants of the Homoburrus scorched legs and if you do not believe me, look at your feet and you will see that they are black and your scapular has a considerable size.

I also tell you that our real last name is PatasChamuscadas, but my grandfather changed our last name to Pelao to protect the family.

That's why your name is Juan Pelao, your dad is Pechito Pelao and I'm Pecho Pelao.

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Juancito got up from the chichorro and said to his grandfather:

-Grandfather, you are a liar.

She immediately ran to her mother, Maigualidad, who was already in bed and as she took off her shoes she looked at her feet.

Indeed, they had always been black, as if dirty or scorched.

He did not want to check the other.

Now it's my turn to invite the husband and wife team @soychalbed and @hexagono6 so that they don't throw out another scorched-legged mystery story.

May the universe bless you with health, love, and prosperity.

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Note: all images are my property unless otherwise stated.
Thank you for your visit and for your comment.

Yo uso CANVA para editar las imágenes que ven en mis publicaciones.

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Ay Dios! Que cuento!!
Pobre chico revisando sus piecitos.. jajaja... Los hombres de pueblo de aquellas épocas eran muy ociosos. Bastantes cuentos con burras escuché yo de mis padres en Acarigua

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Que alegría verte por aquí Marluy (@mamaemigrante).
Pues sí, el llanero tiene mucho cuento y yo escuche muchos de mi padre y de mis tíos que eran hasta de cantar joropo.
Gracias por tu comentario.

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Jocoso y entretenido relato que nos recuerda la inmensidad de historias que pueblan nuestro llano.

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Así es, el llano está lleno de todo tipo de historias y lo certifico por ser descendiente de llanero.
Gracias por permitirme participar, lo he disfrutado mucho.
Que sigan los éxitos.

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El llanero gozón,interesante historia.Recuerdo los cuentos de mis padres cuando era pequeña.
Gracias por compartir

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Vaya historia, en un momento nos reímos y en otro, nos asustamos. De verdad que eran bien perdidos los de este pueblo y que haya quedado la descendencia del Mecate es preocupante. Muy buen trabajo amigo. Saludos.

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Sencillamente ME ENCANTOOOOOO. Gran relato que nos compartiste. Este cuento llanero nos lleno de alegrías, nos dio hambre, ganas de meterse una guarapa de parchita y una carnita y un patito asado, hasta en algún momento nos lleno de temor. Ya me imagino al muchachito revisando sus pies y con la duda de lo otro jajajajja. Gran creatividad amigo. Felicidades. 💫

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Gracias Darcy (@dayadam) por tu maravillosa visita y hermoso comentario.
Feliz de que te gustó.
Saludos.

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¡Amigo querido! ¡Qué cuentazo! Me llevaste al llano donde, hasta el sol de hoy, ocurren cosas inexplicables. Pero te sobraste con ese abuelo descendiente del Homoburrus. Cómo me he reído. Imaginaba cuanta locura has contado. Me encantó esa colita hasta lo profundo de la vida en el llano. Cariños @germanandradeg

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Gracias mi bella Nurys (@numa26) por tu visita.
También me divertí mucho creándola y recordando los cuentos de mi tío Servelion.

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Que bueno que pase por aquí, me reí muchisimo con este cuento, que imaginación hombre y realmente es bien baquiano. En mi pueblo siempre cuentan historias sobre las burras jajajaja saludos amigo, mucho éxito.

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