Guardián de Secretos [Also in English]
Las luces parpadeaban proyectando sombras danzantes. En apariencia, el escenario era común, un edificio de oficinas vacío al anochecer. Sin embargo, esa noche había algo en el aire, un latir casi imperceptible que presagiaba eventos insólitos.
El vigilante, el señor Germán, un hombre de figura menuda y sombrero desproporcionadamente grande, comenzó su ronda habitual. Era conocido en el edificio por su naturaleza excéntrica y su costumbre de hablar solo, manteniendo conversaciones animadas con el vacío. En su mano, llevaba una linterna que abría paso su camino, haciendo que su sombra se estirara y deformara.
El ascenso por la escalera parecía normal al principio, una rutina que había seguido innumerables veces. Pero cuando alcanzó el primer descanso, un ruido sordo resonó desde el piso superior. Algo inesperado en el ambiente de silencio absoluto. El vigilante detuvo su marcha, parpadeó, y luego continuó murmurando algo a quien no estaba.
Sus pasos se mezclaban con el sonido peculiar que venía de todas partes y de ninguna. En el segundo piso, el pasillo estaba sumido en la oscuridad, pero Germán, sin inmutarse, giró su linterna hacia las sombras. El destello reveló un rastro de papeles esparcidos, algo fuera de lugar en la meticulosa organización del edificio. La tensión comenzó a acumularse cuando una tormenta inminente electrificaba el aire.
El rastro de papeles conducía a una puerta entreabierta. Germán la empujó con cautela, revelando una oficina que parecía haber sido saqueada. Cajones abiertos, documentos revueltos, una silla volteada. El hombre, inexplicablemente sereno, avanzó hacia un escritorio. De repente, la linterna dejó de funcionar y el silencio era interrumpido por el acelerado latir de su corazón.
Germán acomodó su inmenso sombrero, murmurando algo a su colega imaginario mientras intentaba encender la linterna. Al hacerlo, un objeto metálico cayó en el suelo. La linterna volvió a encenderse, revelando una llave brillante. La tensión crecía con cada segundo que pasaba, el misterio hacía densa la atmósfera.
El vigilante, llevado por su instinto, se dirigió a la planta baja y allí se topó con una puerta. Nunca antes la había visto. Insertó la llave y esta se abrió con el sonar del óxido, revelando una estrecha escalera serpenteante que llevaba a las entrañas del edificio.
Cada peldaño que descendía lo acercaba a un zumbido cada vez más intenso, una vibración que podía sentir en sus huesos. Germán llegó al final del descenso, donde un viejo motor emitía ese zumbido inquietante. Junto al motor, una caja de hierro abierta y vacía, contaba una historia de robo. Pero lo más desconcertante era una serie de mapas en la pared, marcando distintos puntos del edificio.
En un rincón, otra escalera parecía continuar un viaje a las profundidades. La revelación de los mapas y la caja fuerte vacía sugerían un misterio más intenso. Germán, movido por una mezcla de curiosidad y deber, decidió seguir descendiendo. La tensión era casi palpable, el aire se podía cortar con cada paso que daba en la escalera.
Al llegar al fondo, el hombre encontró una puerta pesada, reforzada con metal. Un grabado en el marco de la puerta tenía un mensaje: "Los pies continúan hediondos" Empujó la puerta y entró en una sala llena de cajas polvorientas y documentos. Lo inesperado fue encontrar una foto antigua enmarcada en la pared, mostrando a un joven Germán junto con otras personas en un edificio similar.
Germán se quedó helado. La conexión entre su pasado y el presente, la razón de su presencia en ese edificio, y la clave del misterio de la escalera se revelaron en un instante de claridad. La búsqueda del vigilante absurdo, aparentemente sin sentido, tenía una razón oculta. Todo estaba en juego, su pasado enterrado, ahora resurgido junto con sus pies sin lavar.
Germán había sido el guardián de secretos en las profundidades del edificio. La escalera lo había llevado a un sitio escondido de su memoria y le había devuelto a su origen. Todo se reveló, y así termina esta historia absurda e inesperada.
Todos los Derechos Reservados. © Copyright 2024 Germán Andrade G.
Contenido original, escrito para:
Hispaliterario 36/ Entre escaleras te veas por @hispaliterario.
Imágenes editadas usando CANVA.
Es mi responsabilidad compartir con ustedes que, como hispanohablante, he tenido que recurrir al traductor Deepl para poder llevar mi contenido original en español al idioma inglés. También, hago constar que he utilizado la herramienta de revisión gramatical Grammarly.
English
Lights flickered, casting dancing shadows. On the surface, the setting was ordinary, an empty office building at dusk. However, that night there was something in the air, an almost imperceptible throbbing that presaged unusual events.
The watchman, Mr. Germán, a man with a petite figure and a disproportionately large hat, began his usual rounds. He was known in the building for his eccentric nature and habit of talking to himself, holding animated conversations with the void. In his hand, he carried a torch that made his way, causing his shadow to stretch and warp.
The climb up the stairs seemed normal at first, a routine he had followed countless times. But as he reached the first landing, a thud echoed from the upper floor—something unexpected in absolute silence. The watchman paused, blinked, and then continued muttering something to whoever was not there.
His footsteps mingled with the peculiar sound coming from everywhere and nowhere. On the first floor, the corridor was plunged into darkness, but Germán, undeterred, swung his torch into the shadows. The flash revealed a scattered paper trail, something out of place in the meticulous organization of the building. Tension began to build as an impending storm electrified the air.
The paper trail led to a half-open door. Germán gingerly pushed it open, revealing an office that appeared to have been ransacked. Open drawers, shuffled documents, an overturned chair. The man, inexplicably serene, moved towards a desk. Suddenly, the torch stopped working and the silence was interrupted by the accelerated beating of his heart.
Germán adjusted his huge hat, muttering something to his imaginary colleague as he tried to switch on the torch. As he did so, a metallic object fell to the ground. The torch came on again, revealing a glowing key. The tension grew with each passing second, the mystery thickening the atmosphere.
The watchman, driven by his instinct, made his way to the ground floor and there he came across a door. He had never seen it before. He inserted the key and it opened with the rattle of rust, revealing a narrow winding staircase leading to the bowels of the building.
Each descending step brought him closer to an ever-increasing hum, a vibration he could feel in his bones. Germán reached the end of the descent, where an old engine was emitting that unsettling hum. Next to the engine, an open, empty iron box told a story of robbery. But the most disconcerting thing was a series of maps on the wall, marking different points of the building.
In one corner, another staircase seemed to continue a journey into the depths. The revelation of the maps and the empty safe suggested a more intense mystery. German, moved by a mixture of curiosity and duty, decided to continue descending. The tension was almost palpable, the air could be cut with every step down the ladder.
Reaching the bottom, the man found a heavy door, reinforced with metal. An engraving on the door frame bore a message: ‘Feet continue to stink’ He pushed the door open and entered a room full of dusty boxes and documents. What was unexpected was to find an old framed photo on the wall, showing a young Germán together with other people in a similar building.
Germán froze. The connection between his past and present, the reason for his presence in that building, and the key to the mystery of the staircase were revealed in an instant of clarity. The search for the absurd, seemingly meaningless watchman had a hidden reason. Everything was at stake, his buried past, now resurfaced along with his unwashed feet.
Germán had been the keeper of secrets in the depths of the building. The ladder had taken him to a hidden place in his memory and brought him back to his origin. All was revealed, and so was this absurd and unexpected story.
All rights reserved. © Copyright 2024 Germán Andrade G.
The original content was written for:
Hispaliterario 36/ Between staircases you see yourself by @hispaliterario.
Images edited using CANVA.
It is my responsibility to share with you that, as a Spanish speaker, I have had to resort to the translator Deepl to translate my original Spanish content into English. I also state that I have used the grammar-checking tool Grammarly.
I was thinking he was going to stop when he finds the open, empty iron box that speaks about robbery, but I like his efforts in finding out everything and getting to understand he had been the keeper of secrets in depth of the building.
@repayme4568, thank you very much for your nice comment.
You are welcome @germanandradeg continue to have a good time 🥰🙏
Buen relato, @germanandradeg. Muy bien llevado en su tensión que nos conduce, como el descenso de Germán, a una especie de "reducción al absurdo", como dirían en lógica. Saludos.
Estimado y admirado @josemalavem, tu comentario me llena de alegría. No sabes cuánto deseaba escribir para esta iniciativa. Aun así, me he quedado con un sabor agridulce respecto al final. Tal vez deba realizar un antes y después de esta historia, ya que me siento insatisfecho. Gracias por tu apoyo y comentario.
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Agradecido.
El título de este relato ya me hacía pensar que habría misterios, pero tu manera de redactar es exquisita que a medida que leía quedé tan helado como Germán al llegar al fondo del edificio... ¡Buen post!.
Hola Jesús (@jesuslnrs).
Me siento feliz de que te haya gustado la historia que me tiene inquieto. Lo digo porque he quedado con el gusto o disgusto de hacerle otro final. Tal vez sea la base de una mejor historia.
Gracias por tu comentario que mucho aporta.
Saludos desde este lado de la pantalla.
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👍
Me encantó tu relato Germán. Definitivamente eres un maestro del suspenso. Aunque te confieso que no estoy segura de haber comprendido del todo el relato. Pero al final nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro están todos vinculados de algún modo.
He querido expresar que una simple tarea rutinaria puede desencadenar un descubrimiento profundo e inesperado sobre uno mismo. Todos guardamos secretos en las profundidades de nuestra memoria o identidad. El personaje está enfrentándose a algo profundamente personal y olvidado.
Mil gracias por la visita.
Excelente. Me pareció interesante esa búsqueda misteriosa, que parecía un relato de suspenso y termina siendo una indagación interior.