El Panadero del Pueblo
Germán, era un hombre trabajador y querido por el pueblo. Al igual que otros europeos, había llegado a Puerto Coco huyendo de la guerra. Era el panadero del pueblo, y su pan no podía estar ausente en las mesas de los hogares.
Un día, mientras todo en la panadería marcha como siempre, un joven con cara de tragedia llegó al mostrador. Era el nieto de la mujer más anciana y querida del pueblo. Con voz temblorosa, preguntó si le podían regalar un pan.
Germán, al ver al joven, decidió invitarlo a sentarse en una de las mesas. Hizo que le sirvieran una gran taza de café, un trozo de torta de chocolate y, con cariño, le preguntó qué le perturbaba.
El joven con sendas lágrimas rodando sobre sus mejillas contó su historia. El gobierno había suspendido todas las becas y él no tenía forma de continuar sus estudios. Su ambición de convertirse en médico se había desvanecido. Además, le angustiaba que, al no tener ingresos, su abuelita también sufriría las consecuencias.
Germán se levantó de la mesa, lo abrazó y de inmediato le ofreció un empleo bien remunerado en la panadería. A cambio le pidió responsabilidad, que cumpliera con el horario y sobre todo que no dejara los estudios. Si el joven cumplía, él le daría apoyo total. La noticia corrió por todo el pueblo, trayendo como consecuencia que todos se unieran al gesto de solidaridad y amor. Aportaron material de estudio, transporte, alimentos y más.
El joven, profundamente agradecido por la bondad de Germán y la generosidad del pueblo, pudo continuar sus estudios hasta culminarlos para luego hacer posgrado. Años más tarde, el joven doctor, ya reconocido, regresó al pueblo para establecer un consultorio y así brindar atención médica gratuita y de calidad. Él había entendido lo que era la empatía y quiso demostrar que la actitud de todo un pueblo debía ser recompensada de igual modo, con solidaridad y amor. Germán, orgulloso de su pupilo, vio el reflejo de la bondad que él mismo había sembrado.
Un relato que les he presentado, nos muestra que la empatía es la actitud de comprender, es compasión y solidaridad. Es ponerse en los zapatos del otro, sentir sus emociones, escucharlo, apoyarlo en los momentos más difíciles. Un valor que debe sembrarse en nuestros niños para así construir una sociedad llena de individuos ejemplares.
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Un contenido original escrito para:
Encuentro de Talentos y la Empatía.
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Hola @germanandradeg, que bonito relato que nos traes, refleja la sensibilidad de la empatía y como ejemplo para los demás. Gracias por compartirlo.
Gracias, bella amiga @cautiva-30 por tan bonito comentario.
Ya me voy a ver tu participación.
Cariños.