Soy un fanático de las películas y series. He pasado por cualquier cantidad de géneros y definitivamente las de acción son las que me atrapa. Air Force One, Top Gun, Pearl Harbor, Troya, Horizonte (2024) y muchas más me han cautivado trayendo como consecuencia que algunas las haya visto más de diez veces.

Una de esas películas que no me aburre jamás y que puedo disfrutar infinidad de veces es "El Último Samurái" un film protagonizado por Tom Cruise. En mi opinión, esta película es una cosa seria.

La película te traslada al Japón del siglo XIX, en momentos de una profunda transformación cultural. En ella nos encontramos a un capitán, Nathan Algren (Tom Cruise), un hombre amargado, desilusionado, que solo creía en él mismo y además de ello con valores ausentes.

Algren quien despreciaba a los samuráis, y sus costumbres, estando en batalla, cae prisionero del samurái Katsumoto (Ken Watanabe), líder de un grupo de guerreros samuráis que se resisten a la modernización e influencia occidental en su país.

Katsumoto ve en el capitán una fuerza interior que el propio soldado desconocía. Algren, detenido y conviviendo con sus captores, comienza a comprender y respetar sus valores, sus códigos de honor, trayendo como consecuencia una transformación personal e incluso muy espiritual. Comienza una lucha en contra de sus demonios y descubre un nuevo sentido de la vida. Cada conversación con Katsumoto es una lección aprendida y juntos logran conectar llevándolos a compartir e intercambiar conocimientos y estrategias de lucha.

La película culmina en una batalla épica entre los samuráis y el ejército imperial, donde Algren decide luchar al lado de sus nuevos camaradas. Aunque los samuráis son finalmente derrotados, su legado y los valores que representan perduran.

La primera vez que vi la película “El último samurái”, fue en una circunstancia de mi vida en que estaba vacío, decepcionado de la vida, de la familia, de todo. Circunstancia en que el vicio, las adicciones reinaba en mí.

Yo, que venía de ser exitoso, con buenos ingresos gracias a mi profesión, caí en un abismo que trajo como consecuencia niveles extremadamente bajos de autoestima, cayendo en la ruina total. Mis valores desaparecieron y no creía en nada. La película accionó algo en mí que explotó dejándome como mensaje que no hay que dejarse vencer por los desafíos o decepciones, que siempre hay razones para vivir como todo un guerrero, siendo fieles a nuestros objetivos para así ser felices.

Que también puede llegar una mano amiga que te ayudará a ver los errores, te escuchará y te dará las opciones a seguir. El ser un samurái en nuestro interior es respetarnos a nosotros mismos, es tener honor, convicciones y nada debe alejarnos de ese camino. Debemos asumir responsablemente nuestros actos y asumir nuestras consecuencias con valentía.

La película es una lección de vida que podría ver mil veces y siempre me dejara ese deseo de mejorar, de superarme para enfrentar cualquier desafío sin temor y convencido de que sí se puede ser feliz.

Por supuesto, muchas otras influyeron en mí para que pudiese salir del abismo en que me encontraba, pero “El Último Samurái” fue determinante, una película que me habló y me hizo reaccionar.

Hay otras, muchas, que dejan un mensaje parecido, tales como “En Busca de la Felicidad”, “El Discurso del Rey”, etc. En todas ellas encontrarás que la perseverancia y la fe en uno mismo te llevan a superar tus metas sin miedo, venciendo incluso tus peores demonios.

Antes de terminar quiero expresarles que también vi “Los Puentes de Madison”. La primera vez en el año 1995 cuando la estrenaron. En ese momento, como que no la entendí bien, andaba en otros universos. La segunda vez y última fue hace un mes e hice una reseña para HIVE. Esa película es una vaina. Bueno, Eastwood se las trae al presentar temas que dejan sendos mensajes.

Le doy gracias al creador por haberme obsequiado esta vida, con sus altibajos. Y le seré más agradecido por todo lo que falta.