Saludos a todos los miembros de la comunidad, ¿cómo están hoy? La capacidad de experimentar sentimientos que tenemos los seres humanos es maravillosa pero nos lleva a atravesar situaciones incómodas y dolorosas cuando nos inundan algunos a los que les hemos atribuido connotación negativa como lo es el resentimiento, en esta oportunidad tema de la dinámica mensual y al cual le dedicaré algunos pensamientos. Aquellos que han leído algunas de mis publicaciones que siguen temáticas de reflexión saben que me gusta hablar con honestidad compartiendo experiencias personales, sin importar esa incomodidad normal que se genera cuando te abres a los demás, pero me sorprendió que esta sensación estuviese presente en esta oportunidad con tanta fuerza al recordar ciertos momentos donde he sentido rencor hacia personas que me hicieron daño en el pasado y siguen en mi memoria.

A veces por estar tan enfocados en lo que estamos sintiendo dejamos de lado la empatía hasta el punto ser injustos. He comentado en múltiples oportunidades que sufrí de acoso escolar durante muchos años especialmente por mi sobrepeso, cuando me encontraba en quinto grado atravesé una situación incómoda con un compañero de clase que me marcó ya que fue una de las primeras veces que sufrí de violencia física. Por accidente tropecé a este niño al llegar al salón después de comprar en la cantina durante el receso y este se molestó de tal manera que me dio una fuerte patada en la pierna por donde se encuentra la tibia, me gritó varios insultos pero el único que no he podido olvidar fue el de ‘gorda de mierda’ por obvias razones. La diferencia de tamaños entre nosotros era evidente, yo le sacaba varios centímetros de altura y tenía mayor contextura, pero nunca he sido una persona violenta, sin mencionar que le tenía miedo porque se notaba que era alguien que estaba acostumbrado a este tipo de acciones.

Me quedé con el moretón en la pierna por unos días hasta que desapareció, pero se quedó ese resentimiento que no exterioricé porque quería olvidar de aquello había pasado. Tiempo después no lo volví a ver debido a que lo cambiaron de escuela, podría decirse que hasta me olvidé de su existencia por un largo tiempo hasta que un día cuando estaba haciendo la formación en el liceo para cantar el himno nacional, la Directora de la institución y un estudiante de mi curso que siempre tuvo una amistad con esa persona nos notificaron de su fallecimiento con la intención de que rezáramos por su alma. Para mí, había sido una mala persona que no se lo merecía, me quedé en silencio y cuando un compañero quiso sacar conversación al respecto dije algo parecido como que no me importaba porque fue una porquería de persona…

Fueron palabras muy fuertes, sobre todo si tenemos en cuenta que no tuve contacto con esta persona desde que éramos niños y los seres humanos no somos inmutables, estamos en constante evolución, ese niño que me había hecho daño podría haberse convertido en alguien magnífico durante ese tiempo, pero lo seguí juzgando por una acción puntual de su pasado y la usé como excusa para atacarlo aun cuando ya se había ido de este mundo. Es algo que no me enorgullece, fui injusta, quedándome atrapada en una rabia que ya no debía ser parte de mí porque no tiene sentido pretender que un error define la esencia de alguien para siempre, en esta vida todos cometeremos equivocaciones. La madurez hizo que le pidiera perdón por haber emitido esos comentarios, arrepentirse supone que estás reconociendo algo que hiciste mal y eso no sencillo para muchos, pero vale la pena pues resulta necesario para crecer como personas.

También tenemos la acción de perdonar a las personas que nos han hecho daño, de igual manera difícil, sobre todo si se trata de familiares porque cuando hay lazos se espera apoyo, comprensión, amabilidad, amor y respeto, que te lastimen aquellos que deberían conformar un ambiente de seguridad puede llegar incluso a formar inseguridades, donde confiar se vuelve prácticamente imposible. He hablado sobre mi familia varias veces dentro de la plataforma desde que decidí emprender este viaje, una de los aspectos que destaqué sobre mí cuando me presenté es que para mí la familia es importantísima, sin embargo, eso no quiere decir que no tenga problemas como en cualquier otra, todos nos hemos encontrado alguna vez en problemáticas que la involucran, es común ver que los traumas generacionales siguen estando presentes aún a día de hoy que se habla tanto de la inteligencia emocional y asistir a terapia, para nuestra desgracia.

El problema está en que aunque algunos miembros de la familia hagan un esfuerzo por hacer un mejor trabajo del que sus padres hicieron con ellos, hay quienes deciden seguir con las mismas actitudes tóxicas. Además, a veces es simplemente demasiado, mejoran sobre algunos aspectos pero en otros continúan patrones de conducta aprendidos de su ambiente familiar que no son para nada saludables. La persona que me enseñó que en las familias puede haber personas a las que no les importan tus sentimientos es alguien a quien con el paso del tiempo logré perdonar, mi bisabuela materna, pero por quien sentí un inmenso resentimiento. Tengo unos primos que siempre me han dicho que soy mala al referirme a mi bisabuela como una mala persona, pero no creo que esté mal decirlo ya que es verdad, sus acciones durante esta larga vida que ha tenido no se caracterizan por ser precisamente buenas, se comportó en gran parte como alguien sin consideración que se esmeraba por generar problemas dentro de los miembros de la familia.

Perdonarla me tomó más tiempo porque fueron muchas las discordias que generó, hasta hace algunos años seguía haciendo de las suyas pero ¿quién le pone punto final al ciclo? No quiero desperdiciar el tiempo que le queda a mi bisabuela atrapada en un pasado que no volverá, porque sé que en el fondo a ella le dolió mucho darse cuenta que apostó por las personas equivocadas, pero los que nos quedamos a su lado quisimos demostrarle la inmensa capacidad de hacer borrón y cuenta nueva. Ahora puedo decir sin problemas el amor que le tengo a mi bisabuela sin importar la cantidad de errores que cometió, espero que no sea demasiado tarde, le cuesta trabajo recordar quiénes somos debido a su edad y a veces hasta me confunde con mi mamá. El resentimiento no es un sentimiento bonito, sin embargo, cada uno de los sentimientos que existen tienen un propósito, este ayuda a que seamos mejores cuando entendemos que no está hecho para que se anide en nuestro corazón y nos hace emprender ese proceso de sanación tan difícil pero hermoso.

Muchas gracias por leerme, espero que estén bien.

Me gustaría invitar a mis amigos @josehany y @wesp05 a participar.

La foto de portada es mía, tomada de mi teléfono Redmi Note 5 y editada usando Canva.