UN CHICO MÁS || La Noche Más Corta del Verano. [SPA-ENG]

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Escribir de ti me parece algo tonto. Porque ¿Cómo te describo? Creo que no podría, me quedaría corta. Por ejemplo, cómo les puedo contar la forma en que te muerdes el labio descaradamente después que sonríes, o cómo podría contar lo profundo de tu mirada cuando me miras la boca, o el aire que sale de tu voz? O lo inmensa de tu sonrisa cuando estas divirtiéndote?

El día que te conocí juro que no quería salir de casa. El sol, el calor, la distancia… muy a mi pesar tomé el tren hasta donde me esperaban para grabar un par de canciones y mientras, les escuché decir que alguien vendría a pasar la tarde también. Para mi desgracia no podía evitarlo porque siendo su casa, ellos podían decir quien llegaba y quien no. Aun así, me dispuse a cantar y grabar, debía aprovechar para hacer todo el trabajo.

Al abrirse la puerta estabas tu. Ahí, sonriendo, con tu cara de muchacho bueno, flaco, pelinegro, muy argentino, y con barba. Divina barba que luego vería deslizarse cuesta arriba por mis piernas.

Me tomó por sorpresa la semilla de canción que sembraste en mi, y tu gusto por la música que me gusta, tu mirada fija mientras cantaba mis boleros, tu palabra elocuente, la broma siempre inteligente, tu intención de escuchar todo el caribe desde esta caracola. Te confieso que siempre he sido cazadora, me desplazo felinamente y me agazapo, maullo un par de versos y ahí está! ¡zas! ¡de un zarpazo! pero no, contigo no. Contigo fui una gatita linda, casera, que se pone de panza y ronronea solamente cuando confía. Así, como la tuya. Era una presa y en tu instinto se despertó el ansia de cazar.

Te paraste a bailar solo (inserte una sonrisa de medio lado en este momento de la lectura), y fue la señal que esperaba para caer rendida. Con las manos arriba y la mirada alegre. Me invitaste a sumergirme y me atreví. Luego una mano en la rodilla, luego el roce de tu cuerpo contra el mío. Atizaste el morbo que encendió la noche, ya no tuve más espacio personal, paso de "mío" a un rotundo nuestro, y tu mano en mi cintura develaba el mensaje: me querías llevar a mi.

-¿No se molestarán? - Dijiste. - De que te vashas conmigo? - Y sonreí. Admito que amo tu acento.

La noche se hizo corta, ha sido la más corta del verano, no se si la recuerdo bien, porque se han perdido imágenes y palabras luego de tantas cosas que he soñado despierta. Una noche corta seguida de estas interminables donde me encuentra el sol de la mañana imaginando tus manos acariciando mi espalda. Besarte sería lo que más desearía en adelante, besarte y perderme contigo en la ciudad, en algún bar con un ferné o un par de birras. Bailando una zamba, dejando a la vista mi mirada a través del pañuelo diciéndote con ella que sí, que acepto eso que me quieres hacer y no te atreves a pedir, o saboreando la alegre mixtura de la melancolía y la fiesta en una chacarera.

Dulce, profundo, sexy y borracho fue el beso que cerro el trato esa madrugada - Que ganas de que vengas conmigo, Gaby - Dijiste luego - Que hermosa sos, tu onda, tu voz, tu beso.

Qué fácil se te hizo decir lo que quería escuchar, juntar las palabras exactas con el tono exacto, la justa cantidad de aire, la entonación perfecta... Ni el mejor cantante sabría usar tan bien su voz. Pero mi pudor juega sus cartas con firmeza en la primera ronda. No es el mejor jugador, casi siempre anda perdiendo en contra de la gente que me encuentro, sobre todo cuando son como tú, porque el talento es sin duda el arma más letal para mi. La admiración es lo que despierta mis deseos y vaya que tienes cosas qué admirar. Qué problema con esta gente que va de pelea con el mundo por las causas justas, qué problema con los poetas, que problema con los músicos, qué problema con los buenos besadores, que problema contigo que eres todo eso, qué problema conmigo que también me quería ir.

Pase todo el día preguntándome qué tanto esperaría tu mensaje, recreando el beso que nos dimos en la puerta cuando te fuiste. Tratando de ser discreta, tratando de no hablar de ti, leyendo y releyendo las palabras que cruzamos en mensajes como una adolescente. ¡Y al fin llegó! el mensaje, llegó. Me habías pensado también. No pasaron dos días cuando me inventé una excusa para invitarte a encontrarnos y ahí estaba yo, corriendo a tomar el tren otra vez, pero esta vez mucho más animada, no lo puedo negar.

El encuentro se dió, los nervios se perdieron entre tanta música, baile, risas, amigos y trago. Me sentí bienvenida. Unos besos furtivos en la tertulia marcaron el paso hasta tu cama entrada la madrugada. Dejé a un lado todas las cosas que tenia en la cabeza. No respondí ante mis inseguridades, no dejaste espacio para ellas. No hubo tregua entre los dos, me venciste irremediablemente. Caí rendida y pasó la noche. Desperté a tu lado con el roce de tus manos y tus besos en mi espalda, y tus ojos fijamente en mí. Y sin poder creerlo te veía y me perdía en tu cara, en tu barba, en tu cuello, en tu pecho, empezaste a jugar con mi cabello, invitándome a seguir. Lo de muchacho bueno desaparece por completo en cada embestida y el aire que sale de tu voz me gusta mucho más cuando dice mi nombre.

No importa como termine esto ¿sabes? ha valido cada segundo.

"Y ahora no sé si tú exististe
O eres sólo un sueño que yo tuve
Pero es que hay gente que no consigues olvidar jamás
No importa el tiempo que eso dure"
A. Sanz.




ENGLISH VERSION

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Writing about you seems silly to me. Because how do I describe you? I don't think I could, I would fall short. For example, how can I tell them how you bite your lip shamelessly after you smile, or how could I tell how deep your gaze is when you look at my mouth, or the air that comes out of your voice? Or how huge your smile is when you're having fun?

The day I met you I swear I didn't want to leave the house. The sun, the heat, the distance... much to my regret I took the train to where they were waiting for me to record a couple of songs and meanwhile, I heard them say that someone was coming to spend the afternoon too. To my misfortune I could not avoid it because being their house, they could tell who was coming and who was not. Still, I set out to sing and record, I had to take the opportunity to do all the work.

When the door opened, there you were. There, smiling, with your good boy face, skinny, black-haired, very Argentinean, and with a beard. Divine beard that I would later see sliding uphill down my legs.

I was taken by surprise by the seed of song you planted in me, and your taste for the music I like, your fixed gaze while singing my boleros, your eloquent word, the always intelligent joke, your intention to listen to the whole Caribbean from this conch shell. I confess that I have always been a hunter, I move felinely and crouch down, I meow a couple of verses and there it is! wham! with a claw! but no, not with you. With you I was a cute, homely kitten, who gets on her belly and purrs only when she trusts. Just like yours. I was a prey and in your instinct was awakened the desire to hunt.

You stopped to dance alone (insert half-smile at this point in the reading), and it was the signal I was waiting for to fall surrendered. With your hands up and your gaze joyful. You invited me to dive in and I dared. Then a hand on your knee, then the brush of your body against mine. You stoked the curiosity that ignited the night, I had no more personal space, I went from "mine" to a resounding ours, and your hand on my waist unveiled the message: you wanted to take me.

-Won't they be upset? - you said. - What are you going to do with me? - And I smiled. I admit I love your accent.

The night became short, it's been the shortest of the summer, I don't know if I remember it well, because images and words have been lost after so many things I've daydreamed. A short night followed by these endless ones where the morning sun finds me imagining your hands caressing my back. Kissing you would be what I would most desire from now on, kissing you and getting lost with you in the city, in some bar with a ferné or a couple of beers. Dancing a zamba, letting my gaze be seen through the handkerchief telling you with it that yes, I accept what you want to do to me and don't dare to ask for, or savoring the joyful mixture of melancholy and party in a chacarera.

Sweet, deep, sexy and drunk was the kiss that sealed the deal that early morning - I can't wait for you to come with me, Gaby - You said later - How beautiful you are, your vibe, your voice, your kiss.

How easy it was for you to say what I wanted to hear, to put together the exact words with the exact tone, the right amount of air, the perfect intonation? Not even the best singer would know how to use his voice so well. But my modesty plays its cards firmly in the first round. It's not the best player, it almost always loses against the people I meet, especially when they are like you, because talent is undoubtedly the most lethal weapon for me. Admiration is what awakens my desires and boy, do you have things to admire. What a problem with these people who go fighting with the world for just causes, what a problem with poets, what a problem with musicians, what a problem with good kissers, what a problem with you who are all that, what a problem with me who also wanted to leave.

I spent the whole day wondering how long I would wait for your message, recreating the kiss we gave each other at the door when you left. Trying to be discreet, trying not to talk about you, reading and rereading the words we crossed in messages like a teenager. And finally it came! the message, it came. You had thought of me too. Not two days passed when I made up an excuse to invite you to meet me and there I was, running to take the train again, but this time much more excited, I can't deny it.

The meeting took place, the nerves were lost among so much music, dancing, laughter, friends and drinks. I felt welcome. A few furtive kisses in the gathering marked the way to your bed in the wee hours of the morning. I put aside all the things I had in my head. I did not respond to my insecurities, you left no room for them. There was no truce between the two of us, you defeated me irremediably. I surrendered and the night passed. I woke up next to you with the touch of your hands and your kisses on my back, and your eyes fixed on me. And without being able to believe it I saw you and I lost myself in your face, in your beard, in your neck, in your chest, you began to play with my hair, inviting me to continue. The good boy thing disappears completely with each thrust and the air that comes out of your voice I like so much more when it says my name.

No matter how this ends you know, it's been worth every second.

"And now I don't know if you existed
Or you're just a dream that I had
But there's some people you just can't ever forget
No matter how long that lasts."
A. Sanz.


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