Una llegada inesperada: Parte 2 de la historia “No me dejes” [ESP-ENG]

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El día se tornó gris y la joven Laila daba vueltas por los huertos de su cabaña de una forma muy ansiosa y desesperada por la no llegada de su amado, ya que cada vez se alargaba más de lo esperado. La noche comenzaba a caer lentamente sobre aquellos bosques y una fuerte tormenta amenazaba con llegar, algo que no molestaba en lo absoluto a la joven. Era una mujer muy valiente y no le daba miedo la tormenta, pero lo que sí le daba miedo era que su amado no regresará. Cansada de tanto pensar e imaginar cuál sería el motivo de la ausencia del esposo, se sentó a recordar algunos momentos del pasado que le haría bien.

Pensó por un momento e imagino el día en que se conocieron cuando ingenuamente ambos sonreían y trataban de ofrecer lo mejor que cada uno tenía. La siguiente escena que imagino fue cuando él muy amablemente iba a dejarla en casa después de haberla llevado de paseo. Realmente Laila trataba de comprender lo que le estaba pasando si las cosas iban bien, ¿cuál era el motivo de su desaparición? Ya eran dos días que él no se reportaba, ni una llamada, ni un mensaje ¡nada! Como si la tierra se lo hubiera tragado.

Al llegar a la casa, Leila notó que algo andaba mal. Había una extraña atmósfera en el ambiente, como si algo malo hubiera sucedido. Al acercarse a la puerta, encontró una nota pegada en ella. La nota decía: "Lo siento, Leila. No puedo hacer esto. Tengo que irme. No volverás a verme". Leila no podía creer lo que estaba leyendo. ¿Qué era lo que estaba pasando? ¿Por qué se había ido sin decirle nada? No podía comprenderlo porque no había leído mucho antes la nota. Ella seguramente no tenía en mente, esta forma inesperada de despedida que ignoro por completo. Lloró durante toda la noche, sin saber qué hacer.

Al día siguiente, con la mente despejada, entendió que ella no era culpable de nada y tampoco tenía que seguir sintiéndose mal, si él se marchó sin ninguna explicación. Al fin y al cabo, el problema era del hombre y no de ella. Que su mente haya tomado el camino de tranquilidad y de buscar formas de escape a su realidad le ayudaba a librarse de una muerte repentina, quizás de un paro cardiaco de tanto pensar y echar maldiciones.

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Luego de un mes, Leila estaba decidida dejar la cabaña, el huerto y los animales del campo que junto a su esposo había decidido construir. Con el fin de empezar una nueva vida en la ciudad. Esta decisión no fue nada fácil, ya que el campo, la brisa y el aire fresco era todo lo que necesitaba para ser feliz, pero era momento de compañía humana y nuevas amistades que ayuden a superar el dolor de una separación que creería que sería para siempre.

Cuando de pronto por la noche, escuchó un ruido en la puerta y pensó que era su esposo finalmente de regreso. Corrió a abrir la puerta muy emocionada, pero no era él, era su nuevo vecino que se había quedado sin luz y fue en busca de ayuda. Nuevamente, Leila, decaída, lloró durante toda la noche.

Su nuevo vecino era un joven llamado Mario, quien había cumplido el sueño de ir a vivir en el campo, puesto que él necesitaba recordar aquellos momentos que vivió con su abuela cuando era niño. Además, que estaba en busca de encontrarse a sí mismo en el tema espiritual, ya que sabía que esta sería la mejor estrategia para perdonar a su madre, quien lo abandonó en su niñez y que había esperado por mucho tiempo su regreso.

A la mañana siguiente, Mario vino a verla y le dijo que, si necesitaba ayuda para cualquier cosa, él estaría más que feliz de proporcionársela. De igual forma, le propuso que si ella deseaba irse a la ciudad, él podría cuidar a sus ovejas sin ningún compromiso, ya que él tenía la experiencia en la crianza de los animales. Así que no dudo en contarle las vivencias del campo que tuvo en su niñez.

Laila pensó que quizás no era tan mala idea quedarse hasta que su nuevo vecino tuviera luz. Con una sonrisa, le dio las gracias y le ofreció un té.

Uno de los dos tenía que iniciar una conversación un poco más atrevida y dejar de actuar con formalidades. Por parte de Mario no había ninguna barrera que le impidiera ser un buen acompañante para Laila. Entonces, bien predispuesto a que su hermosa vecina quizás pueda quedarse cerca de él, lo haría feliz. Después de terminar el té, se levantó y pensó: “es ahora o nunca”.

Me gustaría presentarte a mis borregos, ellos son muy importantes para mí y cada uno de ellos tiene su nombre. Dijo Laila.

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Mario quedó impactado, las cosas empezaban a fluir, pero tenía que decir algo.

-¿De verdad les pones nombres a tus borregos? -dijo Mario.

-Claro que sí, son mi familia -respondió Laila.

-¿Y cuántos borregos tienes?

-Tengo cinco.

-¿Y cuáles son sus nombres? -preguntó Mario.

-Lalito, lamingo, lasito y lao -respondió Laila.

-¿Qué nombres más originales, todas inician con “la”, como tu nombre? -preguntó Mario, con una sonrisa retorcida.

–No, me gustan los nombres sencillos.

Laila, notó que Mario se levantaba y se acercaba a ella. Intentó no parecer nerviosa, pero quizás estaba fallando. Él estaba a su lado ahora, y podía sentir su respiración. Parecía estar buscando las palabras adecuadas. Laila decidió ayudarlo.

-¿Qué tal estás en la nueva casa?

-Me gusta mucho. Es muy bonita. Respondió Mario.

-Y tú, ¿cómo te has adaptado en el campo?

-De maravilla el olor a lluvia y tierra es lo mío. Es agradable poder hablar contigo. Dijo Laila y sonrió.

-Sí, yo también lo disfruto.

Mario y Laila hablaron de sus vidas, de sus intereses y de sus planes para el futuro. Se dieron cuenta de que tenían mucho en común. Y, lo más importante, se sintieron cómodos el uno con el otro. Pero Mario no podía dejar de preocuparse. Él sabía que Laila estaba pasando por un momento difícil, y quería ayudarla. Así que decidió hacerle una pregunta. "¿quieres hablar de lo que sucedió? Si no quieres, entiendo. Pero tal vez me ayude a entender mejor la situación."

Laila lo miró durante un largo momento. Decidió confiar en Mario. Y así, le contó todo lo que había sucedido. Le habló de la manera en como su esposo la dejó. Y, cuando terminó, se sintió mejor. "Gracias, Mario. Me ha ayudado mucho poder hablar de ello." "No te preocupes. Yo estoy aquí para ti. Siempre." Ella sonrió. Mario era un buen hombre. Y estaba feliz de haberlo conocido.

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Imagen tomada de Canva y editada en la aplicación Piscart

Mario y Laila estaban destinados a estar juntos, ambos habían pasado por heridas del corazón muy similares, es posible que se elijan el uno al otro y se dan una oportunidad.

Continuará.

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The day turned gray and the young Laila was walking around the orchards of her hut in a very anxious and desperate way for the non-arrival of her beloved, as each time it was taking longer than expected. The night was slowly beginning to fall over those woods and a strong storm was threatening to arrive, something that did not bother the young woman at all. She was a very brave woman and she was not afraid of the storm, but what she was afraid of was that her beloved would not return. Tired of so much thinking and imagining what would be the reason for the absence of her husband, she sat down to remember some moments of the past that would do her good.

She thought for a moment and imagined the day they met when they both naively smiled and tried to offer the best they each had. The next scene she imagined was when he was very kindly going to drop her home after taking her for a walk. Laila was really trying to understand what was happening to him if things were going well, what was the reason for his disappearance? It had been two days since he had checked in, not a call, not a message, nothing! As if the earth had swallowed him up.

Arriving at the house, Leila noticed that something was wrong. There was a strange atmosphere in the air, as if something bad had happened. As she approached the door, she found a note taped to it. The note read, "I'm sorry, Leila. I can't do this. I have to leave. You'll never see me again." Leila couldn't believe what she was reading. What was going on? Why had he left without telling her? She couldn't understand it because she hadn't read the note much earlier. She surely didn't have in mind, this unexpected way of farewell that she completely ignored. She cried all night long, not knowing what to do.

The next day, with a clear mind, she understood that she was not guilty of anything and she didn't have to continue feeling bad if he left without any explanation. After all, the problem was the man's and not hers. That her mind had taken the path of tranquility and of looking for ways to escape from her reality helped her to free herself from a sudden death, perhaps from a cardiac arrest from so much thinking and cursing.

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After a month, Leila was determined to leave the hut, the vegetable garden and the animals in the field that she and her husband had decided to build. In order to start a new life in the city. This decision was not an easy one, since the countryside, the breeze and the fresh air were all she needed to be happy, but it was time for human company and new friendships to help her overcome the pain of a separation that she thought would last forever.

When suddenly in the night, she heard a noise at the door and thought it was her husband finally back. She ran to open the door excitedly, but it wasn't him, it was her new neighbor who had run out of electricity and went for help. Again, Leila, depressed, cried all night long.

Her new neighbor was a young man named Mario, who had fulfilled his dream of going to live in the country, since he needed to remember those moments he lived with his grandmother when he was a child. In addition, he was looking to find himself spiritually, as he knew that this would be the best strategy to forgive his mother, who abandoned him in his childhood and had long awaited her return.

The next morning, Mario came to see her and told her that if she needed help with anything, he would be more than happy to provide it. Likewise, he proposed that if she wanted to go to the city, he could take care of her sheep without any commitment, since he had the experience in raising the animals. So he did not hesitate to tell her about his childhood experiences in the countryside.

Laila thought that maybe it was not such a bad idea to stay until her new neighbor had light. With a smile, she thanked him and offered him some tea.

One of the two of them had to start a little more daring conversation and stop acting formal. On Mario's part there was no barrier that would prevent him from being a good companion for Laila. So, well predisposed that his beautiful neighbor could perhaps stay close to him, it would make him happy. After finishing his tea, he got up and thought, "It's now or never.

I would like to introduce you to my sheep, they are very important to me and each of them has a name. Laila said.

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Mario was shocked, things were starting to flow, but he had to say something.

-Do you really name your sheep? -said Mario.

-Of course I do, they are my family," answered Laila.

-And how many sheep do you have?

-I have five.

-And what are their names? -asked Mario.

-Lalito, lamingo, lasito and lao," answered Laila.

-What original names, they all start with "la", like your name? -asked Mario, with a twisted smile.

-No, I like simple names.

Laila noticed that Mario stood up and approached her. She tried not to look nervous, but perhaps she was failing. He was beside her now, and she could feel his breathing. He seemed to be searching for the right words. Laila decided to help him.

-How are you doing in the new house?

-I like it very much. It's very nice. Mario answered.

-And you, how have you adapted to the countryside?

-Wonderful, the smell of rain and earth is my thing. It's nice to be able to talk to you. Laila said and smiled.

-Yes, I enjoy it too.

Mario and Laila talked about their lives, their interests and their plans for the future. They realized they had a lot in common. And, most importantly, they felt comfortable with each other. But Mario couldn't help but worry. He knew that Laila was going through a difficult time, and he wanted to help her. So he decided to ask her a question. "Do you want to talk about what happened? If you don't want to, I understand. But maybe it will help me understand the situation better."

Laila looked at him for a long moment. She decided to confide in Mario. And so, she told him everything that had happened. She told him about the way her husband left her. And, when she finished, she felt better. "Thank you, Mario. It has helped me a lot to be able to talk about it." "Don't worry, I'm here for you. Always." She smiled. Mario was a good man. And she was happy to have met him.

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Mario and Laila were destined to be together, both had gone through very similar heart wounds, it is possible that they choose each other and give each other a chance.

To be continued.


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Hola, que bien está la manera como estructuraste la continuación de esta historia, con sorpresas inesperadas debo agregar, nunca vi venir que el esposo se marchara con una nota, bueno al menos el vecino nuevo puede que le dé un giro desde el punto de vista romántico, ya veremos... Gracias por compartirla en nuestra comunidad.

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El vecino es el niño que en la anterior historia fue abandonado por su madre y en ese post giró en torno a él el relato.

Ahora quise que se encontrara con una joven que podría convertirse en el amor de su vida. Y además que juntos puedan sanar sus heridas de abandono.

Las historias de amor con finales felices me gusta 😍.

Gracias @susurrodmisterio por tu visita.

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Muy bonito tu post.
Me gusta como escribes desde siempre, tienes una manera de hacerlo que atrapa.

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Gracias, amiga por incentivarme. Abrazo ❤️

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como dicen las cosas pasan por algo, tal vez laila y Mario estaban destinados a conocerse, habrá que esperar jiji, buena historia, saludos.

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Gracias por pasar y leer mi historia, lo sabremos en un aproxima publicación.

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Me gusto la historia, esperando la continuación
Saludos

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