¿Qué hacer cuando te sientes perseguido? Salmo 142
Saludos queridos amigos de la comunidad "DClub". Hoy hablaremos del Salmo 142 y sus valiosas enseñanzas para nosotros. Hay circunstancias en la vida en las que algunas personas te señalan y te acosan. Hay momentos en los que te sientes perseguido y no encuentras refugio en ningún sitio para encontrar la paz del alma. La gente envidiosa acaba acosando y persiguiendo a los demás. El rey David experimentó esto y nos dejó su maravilloso consejo en el Salmo 142, que escribió en una de las muchas cuevas donde se escondió de sus enemigos que lo perseguían, especialmente del rey Saúl.
En este Salmo 142 David nos proporciona interesantes herramientas que podemos utilizar en tiempos de persecución.
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Saúl fue el primer rey que tuvo el pueblo de Israel, que sintió unos celos muy perversos cuando se enteró de que David era la persona que iba a sustituirle en el trono de Israel. Sólo con saber que David era el próximo rey, Saúl se llenó de celos y lanzó una campaña de persecución contra David, quien tuvo que huir a diferentes lugares y cuevas para esconderse del odio que Saúl le tenía. En esa situación de persecución David consideró las misericordias de Dios y se postró ante Él diciendo:
Con mi voz clamaré al Señor;
Con mi voz clamaré al SEÑOR por misericordia.
2 Ante él expondré mi queja;
Ante él declararé mi angustia. Salmos 142: 1-2 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Cuando David se vio rodeado por sus enemigos, lo primero que hizo fue clamar a Dios y buscar la misericordia del Señor para que viniera en su ayuda. David invocó el nombre del Señor desde lo más profundo de su corazón y le expresó los sentimientos de angustia que experimentaba por la persecución de sus enemigos.
Hay situaciones de angustia que requieren que seas tú quien clame a Dios y le cuente lo terrible que sientes en el fondo de tu corazón a causa de tus adversarios. Dios quiere escuchar nuestra propia voz cuando nos encontramos en situaciones peligrosas que generan angustia. No se trata de decirle a otra persona que ore por ti o por la iglesia, sino que eres tú quien debe clamar a Dios para que el Señor venga en tu ayuda y te libere de lo que estás viviendo.
En tiempos de persecución acude a Dios y clama a Él por ayuda.
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Dios conoce claramente la situación de angustia que podemos vivir. El Señor conoce nuestro camino y conoce a las personas que nos persiguen con odio. El Señor sabe quién pone trampas en tu camino y quién te trata con desprecio.
Cuando nos sentimos perseguidos, nuestro espíritu se angustia, sin embargo, cuando buscamos el rostro de Dios y ponemos todo en sus manos, Él se encarga de ser nuestro refugio, aunque haya gente que nos odie y rechace. Dios conoce muy bien el momento que vivimos cuando la gente nos persigue. Dejemos todo en manos de Dios y Él luchará por nosotros. Dios es nuestro refugio.
Cuando mi espíritu estaba turbado dentro de mí, tú conocías mi camino.
En el camino que recorrí, escondiste una trampa para mí.
4 Mira a mi derecha y ve, porque no hay quien quiera conocerme;
No tengo refugio, y no hay nadie que se preocupe por mi vida. Salmo 142: 3-4
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Es en tiempos de persecución cuando debemos saber que Dios es nuestra única esperanza. No se trata de refugiarse en el hombre, en el que hay engaño y falsedad, se trata de poner nuestra esperanza en Dios, que es nuestra ayuda rápida en las tribulaciones. En la tierra no tenemos otra esperanza de vida que Dios. El Señor estará siempre dispuesto a librar nuestro espíritu de toda aflicción. Dios es nuestra porción en la tierra de los vivos. David dijo:
Llamé a ti, Señor;
Dije: Tú eres mi esperanza
y mi porción en la tierra de los vivos.
6 Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido.
Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo. Salmo 142: 5-6
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Cuando buscamos el rostro de Dios en la oración y lo consideramos como nuestra única esperanza de vida y ayuda sobre nuestros enemigos, el Señor nos libera de las prisiones de persecución que el enemigo genera contra nosotros. Cuando Dios nos libra de las manos de quienes nos persiguen, se desata en nosotros una gloriosa alabanza de victoria y comenzamos a cantar y alabar a Dios por la liberación que nos ha dado. Dios nos libera y nos lleva a reunirnos con los que invocan su nombre y todos cantamos alabanzas a nuestro Dios por la victoria sobre los que nos persiguen.
En tiempos de persecución, Dios es la clave de la victoria. Debemos buscar la intimidad con Dios para obtener los beneficios que provienen de su presencia.
Saca mi alma de la cárcel, para que pueda alabar tu nombre;
Los justos me rodearán,
Porque tú serás misericordioso conmigo. Salmo 142:7
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