Hispaliterario 7/ El camino de los elefantes/ The path of the elephants

Alan quería ser domador de elefantes, al igual que su padre y el padre de su padre. Veía a estos majestuosos seres con la boca abierta y los ojos bien abiertos. Su padre le repetía que para ser domador de elefantes lo primero que debía hacer es dominar su propia alma.

Los elefantes son criaturas majestuosas -le repetía siempre- debes tratarlos con nobleza. Alan comprendía la importancia de estos gigantes, y mientras más los conocía, más los amaba.

Con el tiempo, se fue a estudiar a la ciudad, y a medida que avanzaban sus estudios, su afán por ser domador fue disminuyendo, creciendo en él otra pasión: protegerlos. Leía en las noticias que cazadores furtivos los mataban; y en su propio pueblo sintió el impacto al visitarlo en una oportunidad.

Su padre estaba con los ojos aguados y rojos, había llorado mucho. Lamentaba la pérdida de varios elefantes que él consideraba como su familia. Porque aunque su padre era domador, no era de esos que los maltrataba, los consideraba parte de su familia. Siempre iba detrás de sus huelllas, atendía a los enfermos y alimentaba a los pequeños abandonados debido a la caza.

En una oportunidad, su pueblo fue invadido por los cazadores, resultando en una feroz batalla en la que murió uno de los tíos de Alan. A partir de ese momento, los habitantes dejaron de ser domadores para convertirse en protectores.

Aunque Alan estaba de acuerdo con la idea de proteger a los elefantes, no lo estaba con el método. Su padre y otros hombres del pueblo se llamaban así mismos cazadores de cazadores.

En las prácticas de campo hablaba con sus profesores y compañeros sobre la necesidad de proteger a estos animales. Fue así como tomaron la iniciativa y fueron a las diversas aldeas y pueblos para hablar de la necesidad de cuidar y proteger a los elefantes. Hablaron con los domadores para explicarles el trato que debían darles y las consecuencias penales de maltratarlos.

Pero lo que más les preocupaba eran los cazadores. Estos iban en pos del marfil e incluso de su piel. En varias oportunidades encontraron varios elefantes muertos y descuartizados. Alan sentía la impotencia y maldecía a los hombres que hacían estas cosas. Invocaba a los dioses para que los asesinos recibieran el castigo que se merecía.

Con el tiempo el trabajo de Alan y su grupo fue recompensado. El gobierno decidió crear una ley que prohibía la caza de elefantes, y condenaba con las severas penas a aquellos que se dedicaban a la caza.

Su padre, a quien ya no veía desde hace mucho, también fue ganando notoriedad entre la gente de su pueblo y los pueblos vecinos. Algunos lo llamaban El vengador; otros le decían Pie de elefante, pues ese era el nombre del elefante que siempre montaba.

Cuando Alan lo vio, su padre seguía siendo un hombre fuerte, aunque estaba más delgado y con la piel reseca. Seguía protegiendo a los elefantes.

-son mi familia, hijo. Tengo que protegerlos como te protegí a ti. Míralos. Mira lo feliz que son -y al decir esto, sonrió y los ojos le brillaron. En la llanura se veía a un grupo de elefantes caminando hacia el horizonte. Él los acompañaría junto a su hijo, vigilando el camino y despejándolo de los cazadores.

Imagen de Anja-#pray for ukraine# #helping hands# stop the war en Pixabay

Esta es mi entrada para el hispaliterario 7. Invito a @nafonticer y @nancybriti a que nos iluminen con sus historias.

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Alan wanted to be an elephant trainer, just like his father and his father's father. He watched these majestic creatures with his mouth open and his eyes wide open. His father kept telling him that to be an elephant trainer, the first thing he had to do was to master his own soul.

Elephants are majestic creatures," he always told him, "you must treat them with nobility. Alan understood the importance of these giants, and the more he got to know them, the more he loved them.

Eventually, he went to study in the city, and as his studies progressed, his desire to be a tamer diminished, and another passion grew in him: to protect them. He read in the news that poachers were killing them; and in his own village he felt the impact when he visited him on one occasion.

His father's eyes were watery and red, he had cried a lot. He mourned the loss of several elephants that he considered his family. Because although his father was a tamer, he was not one of those who mistreated them, he considered them part of his family. He always went after his elephants, cared for the sick and fed the little ones abandoned due to hunting.

On one occasion, his village was invaded by hunters, resulting in a fierce battle in which one of Alan's uncles died. From that moment on, the inhabitants stopped being tamers and became protectors.

Although Alan agreed with the idea of protecting the elephants, he did not agree with the method. His father and other men in the village called themselves hunters of hunters.

In the field practices he would talk to his teachers and colleagues about the need to protect these animals. So they took the initiative and went to the various villages and towns to talk about the need to care for and protect the elephants. They talked to the trainers to explain how they should be treated and the criminal consequences of mistreating them.

But what worried them most were the hunters. They were after ivory and even their skin. On several occasions they found several dead and dismembered elephants. Alan felt helpless and cursed the men who did these things. He invoked the gods so that the killers would receive the punishment they deserved.

Eventually the work of Alan and his group was rewarded. The government decided to create a law prohibiting the hunting of elephants, and condemned with the severe penalties those who engaged in hunting.

His father, whom he had not seen for a long time, was also gaining notoriety among the people of his village and neighboring villages. Some called him The Avenger; others called him Elephant's Foot, for that was the name of the elephant he always rode.

When Alan saw him, his father was still a strong man, although he was thinner and with a parched skin. He was still protective of the elephants.

-They are my family, son. I have to protect them like I protected you. Look at them. Look how happy they are," and as he said this, he smiled and his eyes shone. On the plain a group of elephants could be seen walking towards the horizon. He would accompany them with his son, guarding the road and clearing it of hunters.

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