En un post pasado les comentaba que en la revisión de los objetivos anuales de mi emprendimiento, había uno que iba rezagado, pues entrando ya al último trimestre del año aún me faltaban dos actividades grupales presenciales para marcarlo como logrado.

Sacando cuentas rápidas, realmente me quedaban octubre y noviembre para llevar a cabo dichas actividades, pues diciembre se vislumbra en el colectivo como un mes festivo y las personas queremos celebraciones de cierres o de proyecciones para el futuro próximo y no exactamente un curso o taller que tengas características de aprendizajes.

Tomando en cuenta esta perspectiva me planteé hacer dos micro-talleres, uno en el mes de octubre y otro en noviembre. Hoy les comento la primera experiencia.

Como pueden imaginar, el mes estuvo cargado de muchas actividades concernientes a la planificación y organización del evento, así como mi preparación en el tema a trabajar.

En cuanto a la preparación del tema. Desde el comienzo lo tenía muy claro, pues el micro-taller iba dirigido exclusivamente a mi grupo de biodanza con el cual he ido trabajando en mi formación en esta área. No tuve mayor inconveniente para prepararme, tomando como tema central la conciencia corporal, donde a través de la música y el movimiento ahondaríamos en nuestra danza interior, relacionándolo con los cuatro elementos de la naturaleza.

Puedo decir que el tema fue acertado y de gran motivación, el grupo fue muy receptivo y entusiasta a la hora de realizar las actividades propuestas.

La búsqueda de un espacio. Para mí era importante sacar al grupo de su zona conocida, la cancha donde hacemos la biodanza y que es el mismo lugar donde hacen el yoga y la bailo-terapia. Así que busqué un café relativamente cercano.

Encontré uno que me pareció apropiado. Fui a hablar con la dueña de la cafetería, acordamos fecha y hora, entre una cosa y otra me dio una clase de café espectacular. Centrándonos en el asunto, le hablé de los requerimientos, entre ellos, que luego de la parte práctica (danza) tomaríamos los cafés mientras se abría el espacio de discusión, de compartir la experiencia vivida e ir sacando nuestras propias conclusiones.

La verdad es que no quedé del todo satisfecha en cuanto a la logística de la cafetería, pero este será tema de otro post. Por lo pronto diré que el café estuvo muy bueno y que la dinámica fluyó de manera excelente, ya que el grupo tuvo excelente disposición para compartir lo vivido, mezclándolo con sus experiencias de vida, convirtiendo el rato en una agradable tertulia.

Evaluando la experiencia. La califico de exitosa, para empezar la actividad estaba prevista para un máximo de quince personas y fueron diecinueve, cuatro de ellas eran nuevas y llegaron porque otros participantes las invitaron, lo que me hace suponer que el boca a boca está funcionando.

Dentro de estas personas se encontraba una que se me acerco para ofrecerme un local cercano donde podría ofrecer mis talleres. ¡Viva el networking! Una puerta que tocaré próximamente para el taller de noviembre.

En cuanto a lo personal me siento emocionada y feliz de haber retomado este camino, no solo porque me acercó a la meta del emprendimiento sino porque también atañe a un objetivo personal de abrirme nuevamente, desde el mundo laboral, al contacto humano de compartir con los demás, conocimientos, conversaciones y hasta afectividad.

El feedback recogido en el momento, sumado a los escritos en el grupo de WhatsApp, me llenan de ilusión y entusiasmo sabiendo que mis metas van por lo que quiero, me gusta y me llena.

In English

In a post I told you that in the review of the annual objectives of my venture, there was one that was lagging behind, because entering the last quarter of the year I still lacked two face-to-face group activities to mark it as achieved.

Taking quick calculations, I really had October and November left to carry out these activities, because December is seen in the collective as a festive month and people want celebrations of closings or projections for the near future and not exactly a course or workshop that has learning characteristics.

Taking this perspective into account, I decided to do two micro-workshops, one in October and the other in November. Today I will tell you about the first experience.

As you can imagine, the month was loaded with many activities concerning the planning and organization of the event, as well as my preparation on the topic to work on.

As for the preparation of the theme. From the beginning I had it very clear, because the micro-workshop was aimed exclusively at my biodance group with which I have been working in my training in this area. I had no major inconvenience to prepare myself, taking as a central theme body awareness, where through music and movement we would delve into our inner dance, relating it to the four elements of nature.

I can say that the theme was successful and highly motivating, the group was very receptive and enthusiastic about the proposed activities.

The search for a space. For me it was important to take the group out of their known area, the court where we do biodance and that is the same place where they do yoga and dance therapy. So I looked for a café relatively close by.

I found one that seemed appropriate. I went to talk to the owner of the coffee shop, we agreed on a date and time, between one thing and another she gave me a spectacular coffee class. Focusing on the subject, I told her about the requirements, among them, that after the practical part (dance) we would have coffee while the space for discussion was opened, to share the experience and draw our own conclusions.

The truth is that I was not entirely satisfied with the logistics of the cafeteria, but this will be the subject of another post. For now I will say that the coffee was very good and that the dynamics flowed in an excellent way, since the group was very willing to share their experiences, mixing it with their life experiences, turning the time into a pleasant get-together.

Evaluating the experience. To begin with, the activity was planned for a maximum of fifteen people and there were nineteen, four of them were new and came because other participants invited them, which makes me suppose that word of mouth is working.

Among these people was one who approached me to offer me a place nearby where I could offer my workshops. Long live networking! A door I will be knocking on soon for the November workshop.

Personally, I feel excited and happy to have resumed this path, not only because it brought me closer to the goal of entrepreneurship but also because it also concerns a personal goal of opening myself again, from the working world, to the human contact of sharing with others, knowledge, conversations and even affection.

The feedback collected at the time, added to the writings in the WhatsApp group, fill me with enthusiasm and excitement, knowing that my goals are going for what I want, what I like and what fills me.