Las páginas del libro toman mi mano guiándome por sus sinuosos caminos, como si fuéramos a toda velocidad a bordo del vehículo que maneja la muerte, el día se oscureció a eso de las 6:30 mientras las pinturas dejaban sus huellas en el lienzo y en mi alma, parece que estamos mas conectados de lo que pensaba, hay noches en las que sueño con la pintura, hay días en los que solo respiro arte, como si fuera una maldición de las que se disfrutan...

Oraba dios en la montaña, pidiendo piedad a los hombres, sus lagrimas inundaron Timotes, un frió noviembre en la noche, mientras la tierra miraba a otro lado.

Hablé con la providencia la noche anterior, mientras miraba el rostro de mi chica iluminado por la tenue luz de la esperanza, destrozando la muralla que nos divide 9 días a la semana, el mundo se estremece aquí dentro, sin embargo, afuera todo sigue tranquilo...