Pinceladas navideñas. ESP-ENG
Todos conocemos el porqué de la festividad de la navidad, celebrada en muchos lugares con sus respectivas tradiciones, que se vuelven motivos de alegría, unión y paz; pero cada quien tiene su propio sentir puesto de manifiesto en esos días. Para muchos son fechas especiales, se esmeran en tener los mejores momentos; otros acumulan recuerdos tristes y se sienten igual esos días, por lo que desean que pasen muy rápido; algunos los ven como fechas comerciales e intentan no apegarse a las imposiciones del mercado; otros, por religión, no celebran estas fiestas que son para ellos como un día cualquiera.
Para mí la navidad es una atmósfera especial provista de recuerdos, impregnados a su vez de olores, sabores y sentimientos de agradecimiento y felicidad. Tengo muy vivos aquellos días de infancia, donde las sorpresas y emociones por: la música, estrenos, juguetes, adornos, presencias familiares, tiempo libre, llenaban mi entorno de admiración y deseos de que no se terminara nunca.
En casa no se hacía ningún cambio en especial, nos íbamos a la casa de la abuela, el lugar anhelado, donde participábamos con los ojos bien abiertos y el corazón anhelante. Era como si en estos días la gente estuviera especialmente bañada de luz. Eran los momentos donde podia ver a mi abuela menos malhumorada y pude notar que si estaban todos sus hijos con ella, en esos días especiales, había un entorno alegre, pero sí faltaba uno, que vivía en otra ciudad, y algunos diciembres no viajó, entonces le extrañábamos aunque no lo dijéramos explícitamente y se notaba en su semblante de madre que espera.
La navidad huele a recuerdos, a esa amalgama de pintura, limpieza, guisos, hoja de plátano, dulces, pólvora, tela nueva y cabellera de muñeca plástica. Suena a cohetes con parrandas, aguinaldos, gaitas, con música de Billo y Los Melódicos. Sabe a pan de jamón, hallacas y asado negro y se siente en la piel y la mente como los únicos abrazos a recibir hasta el próximo 31 del año entrante; que aunque pocos siguen guardados en el cofre de añoranzas.
Ese regalo de la infancia es la navidad, en él se guardan intactas todas las experiencias vividas, tamizadas con esmero para sacar lo más valioso y repetirlo a los hijos, tratando de que nada se pierda. Mi casa de adulta, en mi rol de madre, en navidad, era la réplica para vivir de nuevo las mismas emociones. Incorporé el pesebre por la magia, que el encendido de las luces provoca, y ver en mis hijos los mismos rostros ilusionados, que ahora me regalan los nietos es fascinante.
En diciembre no me privo de nada, una sola vez al año no hace daño, las circunstancias vividas nos hicieron menos derrochadores, no pasa nada si no se estrena, pero que no falten las hallacas con la sazón de mi hija, o el pan de jamón de mi yerno e hijo que compiten en sabor y ganan los dos, o el asado que cada año hago para recibir el año, con el mismo secreto de mi abuela, que lo hace quedar igual.
Amanecer el veinticinco de diciembre o el primero de enero, desayunando con el recalentado de la noche anterior es algo que no me pienso perder. Un bollo navideño con el primer café de la mañana es un manjar y si es compartido más rico se vuelve.
Ya mis nietas de doce y nueve años se unen a la elaboración de las hallacas y saben envolverlas, a su edad a mí solo me dejaban lavar las hojas, pero pude captar todo el sentir de estas fechas que ahora reproducen mis hijos cada año. Segura estoy de que mis nietos van creciendo con el mismo entusiasmo por estas fechas, y mantendrán lo mejor de las tradiciones incorporándoles sus propios estilos, donde prevalece el saber repartir los abrazos a lo largo de todo el año. Feliz Navidad y Feliz año nuevo.
@𝒸𝒽𝒶𝓇𝒿𝒶𝒾𝓂
Esta publicación surge gracias a la inspiración provocada por la lectura del post de @emiliorios.
Gracias por tu amable lectura.
Mi contenido es original.
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He utilizado el traductor de Google.
We all know the reason for the Christmas holiday, celebrated in many places with their respective traditions, which become reasons for joy, union and peace; but each person has his or her own feeling expressed on those days. For many, these are special dates, they strive to have the best moments; others accumulate sad memories and feel the same way on those days, so they wish for them to pass very quickly; some see them as commercial dates and try not to adhere to the impositions of the market; others, for religious reasons, do not celebrate these holidays that are for them like any other day.
For me, Christmas is a special atmosphere filled with memories, impregnated in turn with smells, flavors and feelings of gratitude and happiness. I have very vivid memories of those days of childhood, where the surprises and emotions of: music, new releases, toys, decorations, family presence, free time, filled my environment with admiration and wishes that it would never end.
At home, there were no special changes. We went to my grandmother's house, the longed-for place, where we participated with our eyes wide open and our hearts yearning. It was as if people were especially bathed in light during these days. These were the moments when I could see my grandmother less grumpy and I could see that if all her children were with her, on those special days, there was a happy environment, but one was missing, who lived in another city, and some Decembers he did not travel, so we missed him even if we did not say it explicitly and it was noticeable in her face of a mother who is waiting.
Christmas smells of memories, of that amalgam of paint, cleaning, stews, banana leaves, sweets, gunpowder, new fabric and plastic doll hair. It sounds like rockets with parties, Christmas carols, bagpipes, with music by Billo y Los Melódicos. It tastes like ham bread, hallacas and black roast and it feels on the skin and mind like the only hugs to receive until the 31st of next year; although few are still kept in the chest of nostalgia.
That gift of childhood is Christmas, in it all the lived experiences are kept intact, carefully sifted to bring out the most valuable and repeat it to the children, trying not to lose anything. My house as an adult, in my role as a mother, at Christmas, was the replica to live the same emotions again. I incorporated the Nativity scene for the magic that the lighting of the lights causes, and seeing in my children the same excited faces, that now the grandchildren give me is fascinating.
In December I don't deprive myself of anything, once a year doesn't hurt, the circumstances we've experienced have made us less wasteful, it's okay if we don't have a new one, but I can't miss the hallacas with my daughter's seasoning, or the ham bread from my son-in-law and son that compete in flavor and both win, or the barbecue that I make every year to welcome the year, with the same secret as my grandmother, which makes it just the same.
Waking up on December 25th or January 1st, having breakfast with leftovers from the night before is something I don't plan to miss. A Christmas bun with the first coffee in the morning is a delicacy and if it is shared it becomes even richer.
My granddaughters, aged twelve and nine, are now joining in the making of hallacas and know how to wrap them. At their age, I was only allowed to wash the leaves, but I was able to capture all the feeling of these dates that my children now reproduce every year. I am sure that my grandchildren are growing up with the same enthusiasm for these dates, and will maintain the best of the traditions by incorporating their own styles, where knowing how to share hugs throughout the year prevails. Merry Christmas and Happy New Year.
@𝒸𝒽𝒶𝓇𝒿𝒶𝒾𝓂
This post arises thanks to the inspiration caused by reading the post by @emiliorios.
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I used Google Translate.
Feliz y bendecido día. Todos esos momentos agradables, vividos con familiares y amigos que están allí presentes, nos llena de regocijo y amor, ese compartir con los abuelos que nos dejan mucha enseñanza. Por otro lado, hay que mencionar los momentos tristes por alguna persona que por alguna circunstancia de la vida no pudo estar presente. Saludos.
Pienso que aún en las circunstancias difíciles hay que tratar de convertir la tristeza en un momento de encuentro agradable con los que sí están, sobre todo si hay niños.
Saludos cordiales.
Muchas gracias, @charjaim
Independientemente de las críticas al consumismo decembrino, ese espíritu de unión yo no me lo pierdo.
Yo digo como tú, en diciembre no me privo de nada.
Te envío mil bendiciones.
A mí me encanta la navidad y toda la alegría que trae con ella. Son momentos para volverlos placenteros y llenarnos de esas emociones y abrazos. Al final los recuerdos quedarán allí para seguir llenando el cofre. Saludos cordiales.
Amén, gracias.
Me sucede que cuando comencé a leer conecté con esa energía hermosa que es el verdadero sentido de las fechas y debe prevalecer el año entero.
Gracias por darnos un regalo más valioso que el dinero
Me agrada que haya sido así, ojalá pudiéramos tener todo el año ese corazón alegre que provocan estas fiestas. Es cierto, lo más valioso es poder compartir los afectos y disfrutar en buena compañía lo que se pueda.
Saludos cordiales.
La navidad en definitiva es un momento para disfrutarlo todo, la energía es tan maravillosa que arropa con su brillo y sentires, guardando más recuerdo e historias...
A seguir repartiendo abrazos querida Charjain
Así es, aprovechar esa energía bonita que envuelve estás fechas para sentir y expresar el afecto.
¡Felicitaciones!
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