Saludos amigos amantes de las pequeñas y grandes suculentas! Hoy me complace estar con ustedes para comentarles una anécdota con mi suculenta.

Hace más de un año, el día de la madre, mi esposo me regaló una pequeña suculenta y me encantó. Se convirtió en mi compañera en el taller y daba los buenos días. Después de unos meses el matero se quedó pequeño y las hojas de abajo comenzaron a secarse, así que decidí cambiarla a un espacio más grande.

En casa tenía una olla que no funciona para la cocina de inducción pero es de un bonito color. Tomé un martillo, un clavo y abrí uno agujero en el fondo y procedí a colocar piedra para hacer un filtro y luego la tierra. Transplanté la plantita y creció de nuevo. Tomó altura y me sentía feliz de verla.

Me sentí triste la mañana que desperté y salí al balcón, que es el nuevo lugar donde habita mi pequeña amiga, entonces vi que tenía todos sus pétalos regados por el matero. Sentí mucha pena por ella, pensé que la había perdido.

Pero ayer vi que en cada uno de los pétalos está floreciendo una suculentas miniatura. No puedo creerlo. Me encantó ver esto y tuve que tomarle fotografías.

He investigado las técnicas de cuidad y siembra de las suculentas para saber que haré con cada una de las pequeñas plantitas. Estoy muy emocionada por esto.

Me siento identificada con la suculenta. He pasado muchas cosas y por más que tenga un día malo y termine llorando, al día siguiente me siento con fuerzas para renacer.

Espero que estas pequeñas se adapten a sus nuevos materos y así pronto tendré un jardín de suculentas en casa. Les comentaré pronto los avances. Nos vemos en una próxima oportunidad. Chao!