QUIZÁS
La quiero más que a mi propia vida,
y solo fue, ni siquiera, un momento.
Nos separan dos esquinas:
el compromiso y nuestros diferentes tiempos.
Solo haberla visto dio vida a mi deseo
de un día, entre mis brazos, poder acariciarla
y en sus labios, con los míos, darle un beso.
La quiero más que a mi propia vida,
aunque no soy su deseo.
Quizás sea otro día, quizás otro momento.
Quizás antes de morir, solo pida ser poema
y ella, todos mis versos.
Es por eso que no quiero perderla,
no le digo que la quiero
porque no quiero dejar de verla.
No declaro un imposible amor,
del que yo solo soy su preso.
No pronuncio su nombre
porque todas sus letras
son esencia y aroma de mi jardín secreto.
Ocho letras de pasión,
grabado a fuego viven en mi pecho.
Carolina su nombre,
y por ella sin saberlo
vivo y muero.
Poema propio.
Fuente de la imagen IA