Emociones en pandemia | Emotions in pandemic [ESP-ENG]
Recuerdo el día en que todo cambió. Era marzo de 2020 y estaba en el trabajo cuando recibimos la noticia de que se habían confirmado varios casos de coronavirus en nuestra ciudad. Desde ese momento, todo fue diferente.
De repente, se impusieron restricciones sociales y nos dijeron que teníamos que quedarnos en casa. Me sentí abrumado y asustado por lo que podría pasar. No podía imaginar cómo sería estar aislado de mis seres queridos y amigos durante tanto tiempo.
Al principio, traté de mantener la calma y ocupar mi tiempo con diferentes actividades en casa. Pero pronto me di cuenta de que no era tan fácil como parecía. La soledad se instaló en mi vida y me costaba mucho no tener contacto físico con mis seres queridos.
Las videollamadas y mensajes de texto no eran suficientes. Me faltaba abrazar a mi madre y padre, jugar con mis sobrinos y pasar tiempo con mis amigos. Los días se volvieron interminables, y la incertidumbre de no saber cuándo podríamos volver a la normalidad me consumía.
Pero a medida que pasaba el tiempo, empecé a apreciar las pequeñas cosas de la vida. Me sorprendí disfrutando de mi café de la mañana en el balcón, escuchando los pájaros y disfrutando del sol en mi piel. Comencé a cocinar más y a descubrir nuevas recetas.
Aunque la pandemia era algo que estaba afectando a todo el mundo, empecé a encontrar consuelo en la solidaridad que veía en las noticias y en mi propia comunidad. Los vecinos se ofrecían a hacer compras para las personas mayores, y los voluntarios ayudaban a los más necesitados. La gente estaba encontrando formas de conectarse y apoyarse mutuamente.
Pero también hubo momentos de tristeza. Perdí a un amigo cercano a causa del virus y no pude asistir a su funeral para despedirme de él. Fue un momento doloroso, y me di cuenta de que, aunque la tecnología nos permitía mantenernos conectados, nada puede reemplazar la cercanía humana y el contacto físico.
La pandemia cambió mi vida para siempre. Me enseñó a apreciar las pequeñas cosas, a encontrar consuelo en la solidaridad y a ser más consciente de la importancia de estar cerca de mis seres queridos. A medida que las restricciones se levantaron y la vida comenzó a volver a la normalidad, me sentí agradecido por lo que había aprendido durante este tiempo difícil.
ENGLISH VERSION
I remember the day everything changed. It was March 2020 and I was at work when we received the news that several cases of coronavirus had been confirmed in our city. From that moment on, everything was different.
Suddenly, social restrictions were imposed and we were told to stay at home. I felt overwhelmed and scared about what might happen. I couldn't imagine what it would be like to be isolated from my loved ones and friends for such a long time.
At first, I tried to stay calm and occupy my time with different activities at home. But soon I realized that it wasn't as easy as it seemed. Loneliness set in and I found it difficult to not have physical contact with my loved ones.
Video calls and text messages weren't enough. I missed hugging my mother and father, playing with my nieces and nephews, and spending time with my friends. The days became endless, and the uncertainty of not knowing when we could return to normal consumed me.
But as time passed, I began to appreciate the small things in life. I found myself enjoying my morning coffee on the balcony, listening to the birds and feeling the sun on my skin. I started cooking more and discovering new recipes.
Although the pandemic was something that was affecting everyone, I began to find comfort in the solidarity that I saw in the news and in my own community. Neighbors offered to do shopping for the elderly, and volunteers helped the most needy. People were finding ways to connect and support each other.
But there were also moments of sadness. I lost a close friend to the virus and couldn't attend his funeral to say goodbye. It was a painful moment, and I realized that although technology allowed us to stay connected, nothing can replace human closeness and physical contact.
The pandemic changed my life forever. It taught me to appreciate the small things, to find comfort in solidarity, and to be more aware of the importance of being close to my loved ones. As the restrictions were lifted and life began to return to normal, I felt grateful for what I had learned during this difficult time.
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Definitivamente la pandemia nos trajo cambios de alguna forma u otra🤔😞 un
La pandemia aun no termina y los estragos que causó aun se sienten en muchísimas partes del mundo, aunque parece que lo peor ya pasó, realmente fue algo muy muy difícil de afrontar, así que ¡Felicidades por seguir viva! Lo cual ya es bastante difícil.
En el Proyecto Aliento instamos a los hivers a realizar sus post en nichos acordes a su contenido para que así tengan mayor visibilidad y alcance.
Esperamos te sea de utilidad la siguiente sugerencia de comunidad, para publicaciones futuras de este tipo cuando hables de reflexiones, aprendizajes o pensamientos:
CATARSIS
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EMOTIONS AND FEELINGS
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