The ties that bind us as a family (ENG/ESP) Los lazos que nos une como familia

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Los lazos que nos une como familia

Cuando venimos al mundo pocos somos las personas que crecemos con nuestros familiares sanguíneos, no recuerdo bien donde lo leí, pero en realidad la sangre a veces no nos une como familia, hay lazos y cuestiones más lógicas que nos une, y sí, la sangre nos une como familia a nuestros hermanos, a nuestros padres e incluso a nuestros primos sin olvidar a los hijos. Tenemos también aquellos que se llaman familiares legales, en este punto es cuando digo somos pocos los que crecemos con familiares sanguíneos, aunque no es desafortunado, sino más bien un privilegio los que tienen aquellas personas las cuales alguien que no lleva su sangre los adopta para darles una familia, en este tipo de familia entran también los lazos con los esposos.

No obstante, valores como el respeto, el amor, la honestidad y la comunicación nos hace familia no de todos, pero, si de aquellos amigos los cuales a pesar de las circunstancias y de los factores siempre están ahí para ti sin importar lo que pase. Un familiar sin importar el lazo al cual pertenece es alguien con el que puedes contar emocionalmente, en esos momentos difíciles son seres los cuales pueden consolar e incluso animar, nos hacen sentir parte de un grupo que te aprecia, al estar en familia aprendemos y nos desarrollamos juntos, compartimos derrotas y victorias.

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Todos tenemos una persona que se convierte en un familiar, aunque no lleve nuestra sangre, eso me hizo recordar Dani el día de hoy; cuando éramos niñas e íbamos a la escuela teníamos un compañero que era el más bajito del salón siempre llegaba sonriendo a clases, y más cuando nos reuníamos para hacer alguna actividad ya fuera académica o deportiva, alguien que cuando no estaba su presencia se notaba, su materia favorita eran las matemáticas, tanto que hacia lo posible por hacernos reír, una vez se levantó y fue a la pizarra a resolver un examen al cual ninguno entendíamos como resolverlo, su ocurrencia era: si la maestra tiene cinco manzanas y yo le quito dos le quedan siete, y nos reíamos porque pensábamos que era tonto pero, se empeñaba en hacernos reír, a todos nos decía hermanos o primos siempre estaba ahí para cualquiera de nosotros y la verdad su atención y su forma de ser nos unió como familia, nunca entendimos la palabra familia por elección hasta el día que Ender comenzó a ausentarse, faltaba mucho a clases siempre estaba distante, aunque no perdía la motivación y siempre nos motivaba a continuar, nos graduamos del colegio un día lluvioso, cuando todos estábamos molestos, su cara era de felicidad, él era un adolescente el cual ya sabía que quería de la vida, siempre aconsejando, nunca lo vimos triste en el liceo, después de unos meses sus ausencias eran más notables, y con todo y eso lo ayudábamos para colocarlo al corriente.

Entendimos a la edad de 11 años que la familia se apoya en las buenas o en las malas y eso hicimos, apoyarlo, ayudarlo y nuestra mayor sorpresa fue que aunque nos alentaba a siempre darle la cara a los problema y nunca rendirse, él le perdió la batalla a sus riñones, lo perdimos cuando tenía 12 años y nosotras 11 años, según el informe médico falleció por las complicaciones que causo la insuficiencia renal, aunque comprendíamos la realidad de la muerte, y aunque no éramos familia por consanguinidad, su muerte nos dolió como si hubiésemos perdido un hermano de sangre, era nuestro hermano por elección por afecto, gracias a ese niño que nunca creció aprendimos que los lazos que nos unen como familia son importantes para nuestro bienestar individual y social.

Aprendemos a comprender a los demás y a nosotros como seres pertenecientes a un grupo social, nos volvemos más tolerables, aunque no masoquistas, un amigo es un familiar que comparte con nosotros aventuras, se vuelve un gran confidente y nos enseña que no todos son amigos y mucho menos leales, es un maestro el cual a su corta edad a vivido la vida muy diferente a como nosotros la vivimos, y por eso siempre nos aconseja por nuestro bien y aunque no llevan nuestra sangre, nos elegimos mutuamente para ayudarnos a afrontar los obstáculos de la vida.

Gracias y, gracias.