Rain again in the city || Nuevamente lluvias en la Ciudad [ENG/ESP]
Good evening dear friends of Hive.
A rainy day in the city of Buenos Aires brings with it a unique and evocative atmosphere. From the early hours of the morning, the constant sound of rain hitting the pavement and roofs creates a melodic symphony that envelops the city. The streets, normally bustling and full of life, become calm and serene, with people hurrying under umbrellas or taking refuge in cozy cafes.
The gray, cloudy sky casts soft light on the buildings, creating a nostalgic and contemplative atmosphere. Trees and plants are revitalized by the rain, shining a vibrant green that contrasts with the gray of the asphalt. Puddles form on the sidewalks, reflecting the urban landscape in a unique way, while the fresh, clean scent of rainwater permeates the air.
In the most traditional neighborhoods such as San Telmo or La Boca, the cafes and tanguerías are filled with people seeking shelter from the bad weather, enjoying a hot cup of coffee or a glass of wine while listening to the sound of the rain against the mountains. windows. In contrast, in the bustling city center, offices and businesses remain in operation, although at a slower and calmer pace.
As the day progresses, the rain can intensify, transforming streets into temporary rivers and challenging pedestrians to navigate the urban environment with skill. Yet despite the difficulties, there is an intrinsic beauty to the city in the rain, a sense of unity in the shared experience of facing nature.
As night falls, the rain usually subsides, leaving behind fresh, purified air. The city lights reflect in the puddles, creating a dreamlike urban landscape. As Buenos Aires residents return to their homes, they carry with them the memory of a rainy day in Buenos Aires, a day that, despite the challenges, has left an indelible mark on their hearts.
Buen noches amig@s querid@s de Hive.
Un día lluvioso en la ciudad de Buenos Aires trae consigo una atmósfera única y evocadora. Desde las primeras horas de la mañana, el sonido constante de la lluvia golpeando el pavimento y los techos crea una sinfonía melódica que envuelve la ciudad. Las calles, normalmente bulliciosas y llenas de vida, se tornan tranquilas y serenas, con las personas apresuradas bajo paraguas o refugiándose en cafeterías acogedoras.
El cielo gris y nublado arroja una luz suave sobre los edificios, creando un ambiente nostálgico y contemplativo. Los árboles y las plantas se ven revitalizados por la lluvia, brillando con un verde vibrante que contrasta con el gris del asfalto. Los charcos se forman en las aceras, reflejando el paisaje urbano de una manera única, mientras que el aroma fresco y limpio del agua de lluvia impregna el aire.
En los barrios más tradicionales como San Telmo o La Boca, los cafés y las tanguerías se llenan de personas que buscan resguardarse del mal tiempo, disfrutando de una taza de café caliente o de una copa de vino mientras escuchan el sonido de la lluvia contra las ventanas. En contraste, en el bullicioso centro de la ciudad, las oficinas y los negocios se mantienen en funcionamiento, aunque con un ritmo más pausado y tranquilo.
A medida que avanza el día, la lluvia puede intensificarse, transformando las calles en ríos temporales y desafiando a los transeúntes a navegar por el entorno urbano con destreza. Sin embargo, a pesar de las dificultades, hay una belleza intrínseca en la ciudad bajo la lluvia, una sensación de unidad en la experiencia compartida de enfrentarse a la naturaleza.
Al caer la noche, la lluvia suele disminuir, dejando tras de sí un aire fresco y purificado. Las luces de la ciudad se reflejan en los charcos, creando un paisaje urbano de ensueño. A medida que los porteños regresan a sus hogares, llevan consigo el recuerdo de un día lluvioso en Buenos Aires, un día que, a pesar de los desafíos, ha dejado una marca indeleble en sus corazones.
A continuación les mostraré un fotografía de un mapa del clima en cómo se ve la tormenta sobre la ciudad de Buenos Aires.