My friend listens without judging me || Mi amigo escucha sin juzgarme

Before I finish, I must admit that this requirement is not easy to fulfill. It is very easy to find fault with others or to put them in the defendant's chair. But with a conscious effort we can diminish this tendency to which we are all prone.

Listen without judging. Something I value highly in my friends. And because I want to be a good friend, I make an effort not to judge others. See you next time!

Lealtad, honestidad, perdón, amor, compromiso... son valores que quizás sean comunes entre los requisitos que estamos buscando en nuestros amigos, y es verdad, son muy necesarios. Yo también los quiero. Sin embargo, últimamente he meditado precisamente en un requisito que no había enunciado sino hasta hace poco. Tenerlo ahora claro me hace valorarlo más, y lo he visto necesario en una etapa de mi vida. Tal vez tú también la estimes mucho: escuchar sin juzgar.

Ciertamente, escuchar a una persona cuando nos habla de lo que siente es una buena forma de saber cómo son internamente. Sin embargo, hay que admitir de que a veces no nos dicen todo. Expresar con palabras lo que sentimos en el corazón en ocasiones resulta algo complicado, porque algunos tenemos dificultades en verbalizar lo que sentimos. Algo pasa en la transmisión de datos desde nuestro corazón a los músculos que intervienen en el habla. Es difícil.

A eso agrégale la educación y patrones que traemos de la niñez, las emociones que nublan la razón, y situaciones que ejercen presión en uno, empujándonos a tener expresiones muy eufóricas o muy tristes o muy violentas. Y aquí llegamos al punto: sólo un amigo verdadera logrará escucharte en algunos de estos momentos y no pondrá sobre ti una odiosa etiqueta. ¡Cuánto valoramos eso en un amigo!

Por ejemplo, ¿quién no ha estado en algún momento en el que se siente presionado emocionalmente? Puede que nos sintamos decepcionados, aplastados, con ganas de rendirnos. En esos momentos acudimos a nuestro amigo y le decimos cómo nos sentimos, y como es nuestro amigo, lo hacemos casi sin ningún filtro. Tal como lo pensamos lo decimos. ¿Sabes lo que está ocurriendo en ese momento? ¡Estamos confiando nuestros reales sentimientos en otra persona! Es algo muy frágil y valioso, y que no le mostramos a cualquiera. Pero ahí estamos, vulnerables, confiando en la otra persona.

¿Qué hará esa persona con eso que le estamos diciendo? Tal vez pueda tratar de entendernos, ayudarnos a ver las cosas de otra óptica, o tan sólo escucharnos atentamente para acompañarnos en sentimiento porque no se puede hacer nada más. Pero algo importante vendrá después. ¿Qué pensará de nosotros esa persona cuando se marche ahora que sabe lo que sentimos? "Adrian es rencoroso". "Adrian es muy problemático". "Adrian es un indeciso". Esas son etiquetas. Fuimos juzgados y ese es el veredicto.

Un amigo verdadero evita hacer eso. Sabe escuchar y evita juzgarte. Entiende al menos dos cosas. Primero, que pudiéramos haber dicho algo que en realidad no sentimos de verdad. Tal como lo dijimos al principio, es posible que estemos bajo alguna presión externa fuerte y se nos haya pasado la mano con alguna expresión. O que no logramos verbalizar bien lo que sentimos porque nunca hemos sido bueno en eso y estamos aprendiendo. Todos necesitamos un amigo que entienda eso.

Y segundo, entiende que somos un cúmulo de cosas, no una sola. Ese episodio específico de nuestra vida y la reacción que tuvimos no nos define como persona. Decir: "Fulano es rencoroso" suena a que el 100% de ese individuo es rencor, y ya sabemos que eso no es cierto (aplica también para características positivas). De modo que todos tenemos un poco de amabilidad, cosas que se nos hace difícil pasar por alto, cariñosos con algunas personas, propensos a decepcionarnos con algunas situaciones... somos un poco de todo. Todos necesitamos un amigo que entienda eso.

Éste es sólo un ejemplo, porque también aplica a momentos en los que estamos muy felices por algo. Sí, tal vez digamos algo que de pronto sonó egocéntrico u pretensioso. Tal vez alguien que nos conoce poco puede rápidamente colocarnos una etiqueta así. Pero nuestro amigo verdadero difícilmente haga eso. Entiende los dos puntos anteriores y seguirá a nuestro lado. Y si de verdad tenemos alguna tendencia constante por lo que estamos hablando, seguramente nos lo dirá.